Durante el Ángelus, subrayó la importancia de la Jornada en Río
El papa Francisco agradeció ayer al pueblo brasileño por la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en el tradicional rezo del Ángelus dominical, ante los numerosos fieles que llenaron la Plaza San Pedro a pesar de las altas temperaturas.
"Quiero subrayar mis agradecimientos a los brasileños: es una buena gente la de Brasil, un pueblo de gran corazón. No olvido su caluroso recibimiento, su saludo, su mirada, su alegría, un pueblo generoso. Pido al Señor su bendición'', dijo el Papa.
En su primer Ángelus tras regresar el lunes de su visita a Brasil, su primer viaje internacional, Francisco destacó la importancia de la JMJ. "Pienso que todos juntos tenemos que agradecer al Señor por el gran don que fue este evento para Brasil, para América latina, para el mundo", destacó.
El Papa agradeció de manera especial a "todos los jóvenes que participaron con sacrificios'' y los invitó a buscar a Jesús para combatir el "veneno del vacío que se insinúa en nuestras sociedades basadas en el provecho y en el poseer" y que les ilusionan "con el consumismo".
Francisco hizo hincapié en cómo el Evangelio pone el acento precisamente "en la absurdidad de basar la propia felicidad" en las posesiones materiales. "La verdadera riqueza es el amor de Dios compartido con nuestros hermanos", afirmó.
También expresó agradecimiento "al Señor por los encuentros con los pastores y el pueblo de ese gran país que es Brasil, como también con sus autoridades y voluntarios''.
"El Señor recompense a todos aquellos que han trabajado por esta gran fiesta de la fe'', dijo.
Francisco expresó su deseo de que los jóvenes que asistieron a la JMJ puedan "traducir esa experiencia en su camino cotidiano, en su comportamiento diario, y que puedan traducirlo también en las decisiones importantes de la vida, respondiendo a la llamada personal del Señor".
Tras el rezo del Ángelus, el Papa agradeció su presencia a todos los fieles que acudieron al Vaticano "a pesar del calor" y les deseó, como es habitual, "un buen domingo, un buen almuerzo y un buen mes de agosto". Al ver, además, a un significativo número de jóvenes en la plaza, exclamó: "Parece Río de Janeiro".