El sistema consiste en adherir a la víctima para que no salga despedida.
En un mundo de coches autónomos, Google se prepara para lo inevitable: accidentes contra peatones. Antes de que la tecnología sea tan fiable que "todos los accidentes puedan ser evitados", el gigante de Silicon Valley asume que habrá colisiones.
"Los fabricantes de coches se han vuelto sorprendentemente buenos a la hora de proteger a los pasajeros del vehículos. Aplaudo a cualquiera que piense, como deberían, en las personas fuera del coche", dijo el abogado experto en coches autónomos, Bryant Walker de la universidad de Stanford, cuando terminó de reírse de la idea de Google.
Y es que merece unas carcajadas: la solución que patentaron es, prácticamente, un 'papel de moscas' que recubre la zona de contacto y adhiere al peatón a la superficie, evitando que salga despedido por el impacto.
Para evitar los problemas que puedan surgir al llevar un potente adhesivo recubriendo el exterior del coche, Google lo oculta con un material similar a la cáscara de huevo, que se fragmentará con el impacto.
Sin embargo, Google no es la primera marca en pensar en la seguridad del atropellado. Algunos Jaguar llevan cargas explosivas bajo el capó que lo elevan unos centímetros y amortiguan el impacto de la víctima. En el V40 de Volvo, un 'airbag de peatones' se despliega sobre la base del parabrisas, que suele ser causante de lesiones craneales.
Aun así, una portavoz de Google dijo que esta patente no necesariamente significaba un nuevo producto. "Patentamos muchas ideas, algunas de ellas se desarrollan en productos reales y otras no". Solo por el valor cómico de ver a peatones atropellados pegados a coches sin conductor, merece la pena.