La panelista de Implacables lució su gran físico en Paparazzi, contó de la convivencia con su pareja y adelantó qué hará cuando su hija cumpla los 18 años.
Casi en estado de naturaleza puro, por la escasa ropa y por la crudeza y sinceridad de sus declaraciones, Amalia Granata (32) desplegó sus mejores armas en la entrevista y producción de fotos para Paparazzi. Haciendo gala de un cuerpo envidiable y una lengua filosa como pocas, la panelista de Implacables contó detalles de de su convivencia de casi tres años con su pareja y qué hará con su hija Uma cuando cumpla los 18 años.
La belleza y la fama no convierten a Granata en una mujer exenta de problemas conyugales: "He perdonado infidelidades… ¡y así me fue! Pero no es lo mismo una amante de cinco años que una infidelidad de una noche. Lo perdono. ¡Y después que se agarre! Se la hago pagar hasta el último día de su vida…", dijo. Y admitió que los celos también la afectan: "Es un tema que estoy tratando de controlar. ¡Soy bravísima!", admite.
"He perdonado infidelidades… ¡y así me fue! Pero no es lo mismo una amante de cinco años que una infidelidad de una noche. Lo perdono. ¡Y después que se agarre! Se la hago pagar hasta el último día de su vida…"
Consolidada su relación con el empresario Juan Pablo Dematteis (34), la rosarina entrena a diario para mantener su físico al día. Aunque, exigente, dice: "Estoy más culona. Tengo que bajar dos kilos de cola. Igual estoy mucho más marcada porque entreno, pero el momento en que más contenta estuve con mi cuerpo fue durante el Bailando, en 2010. ¡Fue increíble! A los dos meses de terminar se me cayó todo a pique (risas). La cola siempre fue mi complejo: de chiquita me cargaban porque parecía una araña pollito. ¡Me gustaría no tener tanta cola!, aunque mi novio me dice que si no la tuviera, ni me habría mirado".
Pero el hombre (y la mujer) no sólo está hecho de lo externo. Por eso Amalia estudia Periodismo, para perfeccionarse en su nueva profesión de panelista de espectáculos.
Liberal y consecuente, se despachó con una declaración que resonará en los oídos del Ogro Fabbiani, padre de su hija: “Qué pasa si Uma sale vedette o modelo? Nada. Que sea lo que quiera ser. Pero a los 18 le voy a regalar un sobre con dos llaves, las del auto y las de casa, y que se vaya del hogar”.