Juan Vasquetto dijo que coordinando el esfuerzo entre las entidades y el Estado se puede lograr una solución al problema hídrico que aqueja a los productores. “Se debe encontrar la fórmula para solucionar el problema rápido”.
La Columna de Juan Vasquetto
Las lluvias causaron complicaciones en el fin de ciclo de los cultivos campos inundados y una red vial destruida imposibilita retirar la cosecha en muchos lugares del país transformándose en una amenaza para las localidades del interior.
Los problemas no solo afectan al hombre de campo, afectan a transportistas, vendedores de insumos, y hasta los bancos que empezaran a recibir cheques de productores que al no poder vender la cosecha serán devueltos. Se interrumpe la cadena de pagos y se resiente toda la actividad comercial.
Si a esto le sumamos una salida de un esquema de retenciones que implicaba una transferencia de utilidades del sector primario a los procesadores que conseguían la materia prima a mejores precios que sus competidores internacionales, haciendo rentable sus emprendimientos, hoy tienen que lidiar con mayores costos que en algunos sectores como el lácteo muestra importantes pérdidas, y similar suerte corre sector porcino, el aviar y el engorde a corral.
Mientras el productor espera soluciones, el gobierno está ocupado tratando de encontrar culpables de todos los males que nos aquejan.
Es loable la tarea y si existen delitos es necesario encontrar los responsables sin que esto se transforme en caza de brujas donde todo la anterior es malo y las nuevas medidas aportan soluciones.
En materia agrícola la cosa no parece funcionar lo rápido que todo el sector necesita, no hay articulación en las medidas y siempre la culpa es del que se fue porque no hizo los canales, o porque se gastó el dinero destinado a obras para evitar inundaciones. Las críticas no guardan ningún tipo de reparos, se critica incluso a los antecesores del mismo signo político. La pregunta es ¿Y las soluciones?
Todos hoy son los “artífices del cambio”, ahora no es patrimonio exclusivo del oficialismo, hasta en la campaña local la pelea es por determinar quien se considera el potencial gestor del cambio en el futuro de cara a las próximas elecciones municipales.
Debo reconocer que hay un cúmulo de buenas intenciones, declaraciones de emergencias, traslados de vencimientos de declaraciones juradas a los afectados, y otras medidas que no alcanzan para prevenir las consecuencias de este fenómeno natural que nos afecta y tiene un final anunciado.
En general vemos que existen pocas propuestas concretas que sirvan como paliativo a una situación que podemos predecir el desenlace.
Sabemos que es difícil, pero quiero pensar que los hombres que se encuentran ocupando cargos son los que han demostrado mayor capacidad para implementar las reformas propuestas, que conocen de las herramientas a las que puede acceder el productor para hacer frente a este tipo de contingencias y están trabajando denodadamente para encontrarlas, de ser así sería bueno que se trasmita para que no exista tanta incertidumbre.
Existen algunos mecanismos simples que ya deberían estar en manos de los productores, tenemos que reunir esfuerzos oficiales y privados para otorgarle soluciones al sector.
Sólo para citar alguno a modo de ejemplo y pasar de la protesta a la propuesta, podríamos citar el caso de la soja, deberíamos empezar a trabajar en:
Identificar los afectados que no podrán comercializar la producción.
Determinar si el problema es falta de caminos para retirar la mercadería o pérdidas totales por inundación.
Desarrollar herramientas que permitan otorgar créditos de bancos oficiales de corto plazo a productores que la situación es temporal, falta de caminos, pero que puede recolectar y almacenar. Tener un tratamiento preferencial para aquellos que han sufrido pérdidas importantes.
Vender los futuros de soja a noviembre implica una rentabilidad mayor al 7 % (siete por ciento) en dólares para seis meses. Una venta a Noviembre permite, vender a precios que permiten pagar los intereses, y ceder la cobranza de esa venta a los otorgantes de crédito.
Captar ahorro privado por medio de instrumentos financieros. La tasa permite ofrecerles rendimientos superiores a los del plazo fijo en dólares, incluso se reduce el circulante, por lo tanto el Estado no debería emitir instrumentos financieros que compiten con la tasa que impide tomar créditos.
Convocar a los exportadores e industriales para que suscriban estos tipos de contratos que le aseguran la provisión de mercadería en meses posteriores.Si analizamos quienes en esta suma de esfuerzos pierden dinero nos encontramos que en esta fórmula todos ganan, pero requieren del trabajo coordinado de todos los sectores, primario, Bancario (Financiero) y el Estado.
El productor gana pudiendo vender su mercadería y la tasa la paga el mercado. El Banco gana porque cobra intereses, el comprador gana porque se asegura la compra de mercadería a un precio determinado, el resto de los sectores económicos se beneficia porque no se interrumpe la cadena de pagos, se reduce la cantidad de circulante y aparece una alternativa de inversión para los ahorristas.
Sin dudas esto no alcanza para quienes tuvieron pérdidas totales, tampoco para los sectores de transformación, pero seguro es factible encontrar soluciones si concentramos y coordinamos nuestros esfuerzos para eso en lugar de buscar culpables.
Es importante que nos concentremos en hacer que las cosas pasen coordinando el esfuerzo particular, entidades intermedias y el Estado, antes que este problema se transforme en una urgencia, porque el verdadero cambio ocurre cuando se aportan soluciones, o de lo contrario encomendarnos a Dios y pedir que cesen las lluvias.