La Bolsa de Comercio de Rosario preveía una pérdida del 5% en el área sembrada.
Las lluvias que hace casi dos semanas afectan a gran parte del área agrícola, con inundaciones de magnitud en Entre Ríos y Córdoba, encendieron las alertas: la cosecha gruesa está prácticamente paralizada y, con pronósticos de nuevas tormentas para los próximos días, los riesgos de rindes se incrementan, lo que complica los cálculos sobre la producción total de soja, los embarques al exterior y las divisas que puede aportar el complejo sojero en los próximos meses, que se habían estimado en hasta u$s 10.000 millones entre abril y julio próximo.
La preocupación del sector privado y del Gobierno fue creciendo por el persistente clima adverso, y comenzó a virar en alerta con la constatación de que no puede ingresarse a los campos, no solo a cosechar sino para verificar la condición de los cultivos. En ese sentido, el avance de la cosecha de soja está más que demorado: recién se lleva cosechado menos del 15% del área sembrada con la oleaginosa a nivel nacional, calculada en unas 20 millones de héctareas, contra más del 30% que se había levantado para la misma fecha del año pasado.
Ayer el Departamento de Agricultura estadounidense (Usda) subió medio millón de toneladas su estimación para la cosecha sojera argentina, hasta 59 millones de toneladas, aunque los datos corresponden a la situación previa al 1 de abril, cuando comenzó el mal clima.
El retraso en la cosecha local, entre otros motivos, fue uno de los puntales para que la soja hilvanara la cuarta jornada consecutiva en alza en Chicago. Ayer llegó a u$s 344,6 la tonelada, un pico en los últimos ocho meses.
Aunque operadores, traders y expertos locales indican que no pueden calcularse la dimensión de las pérdidas por el temporal, todos coinciden en que la calidad de la soja a cosecharse no será la misma y que seguramente habrá menos rendimiento que lo estimado en los días previos al arranque de la campaña. También está retrasando la logística de la campaña: hay ingresos de camiones de la mitad o menos de los habituales para esta época del año en los puertos de Rosario, que están en 6000 camiones semanales. Y eso genera retrasos en la carga de los buques, lo que genera sobrecostos a la exportación.
Cristian Russo, del departamento de estudios económicos de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), expuso a El Cronista que los cálculos de la entidad ya descontaban una pérdida del 5%, unas 800.000 hectáreas, del área total sembrada con la oleaginosa como consecuencias de las tormentas severas que afectaron al cultivo al inicio de la siembra.
"Veníamos de un verano con mucha agua. Y desde el 1 de abril está la tormenta, clima húmedo y caluroso. No puede ingresarse a los campos, por lo que no se puede estimar cuál será el impacto del fenómeno en la producción final. Pero lo cierto es que con cada día que pasa, crece el riesgo de perder calidad en los granos, y también de que haya una baja en los rindes", comentó el analista.
"Las pérdidas pueden ser 50.000 toneladas o 5 millones de toneladas, aún no se puede saber. La situación está complicadísima sobre todo en Entre Ríos y Córdoba, pero también en el centro de Santa Fe y en el norte de Buenos Aires", comentó Hugo Visca, de la corredora Zeni, ante una consulta de este diario.