Francisco José Garzón, de 52 años, está imputado por 79 delitos de homicidio, la cifra de muertos que dejó el accidente ocurrido el miércoles en Santiago de Compostela. El maquinista admitió que cometió una falla humana al entrar a 190 kilómetros por hora en una curva limitada a 80 kilómetros por hora.
La cifra es coincidente con la cantidad de víctimas mortales que provocó hasta ahora el siniestro, y una pluralidad de delitos de lesiones, todos ellos cometidos por imprudencia profesional.
Así lo decidió el juez, Luis Aláez, titular del Juzgado número 3 de Santiago de Compostela, tras tomarle ayer declaración durante cerca de dos horas al conductor del convoy ferroviario.
En su relato, el maquinista Francisco José Garzón, de 52 años de edad, asumió que cometió una falla humana al entrar a 190 kilómetros por hora en una curva limitada a 80 kilómetros por hora.
De acuerdo a lo informado por el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG), ninguna de las partes solicitó prisión para Garzón, al no apreciarse riesgo de fuga ni de destrucción de pruebas, las dos condiciones que impone la justicia española para decretar prisión en estos casos.
Así, el juez acordó su libertad provisional sin fianza, pero el maquinista tendrá que comparecer semanalmente al juzgado que se le designe. Además, se le prohibió salir del país sin autorización judicial durante seis meses y se le intervino de forma cautelar la licencia profesional para la conducción de ferrocarriles por igual plazo.
Aparte del juez y del fiscal del caso, presentes en el testimonio del maquinista, estuvieron como partes en la causa, Renfe (Red Nacional de los Ferrocarriles Españoles), Adif (Administrador de Infraestructuras Ferroviarias) y dos compañías aseguradoras.
Las cajas negras del convoy permanecen bajo custodia policial, a la espera de que en las próximas horas puedan ser escuchadas bajo la supervisión judicial y con la asistencia técnica de un perito especialista.
Por otra parte, la Policía también comenzó a tomar declaración como testigos a los sobrevivientes del descarrilamiento del tren.