Barack y Michelle Obama se han animado a bailar un tango en la cena de gala con la que fueron homenajeados en Buenos Aires y donde tanto el presidente estadounidense como su homólogo argentino, Mauricio Macri, destacaron el "nuevo comienzo" en la relación bilateral.
La cena se celebró en el Salón de los Escudos del Centro Cultural Kirchner, a la luz de las velas y con mesas adornadas con centros de rosas blancas.
La velada contó con un espectáculo de tango. Tras un par de actuaciones, la bailarina animó a salir a la pista al presidente Obama y el bailarín hizo lo propio con la primera dama.
Los dos bailaron a ritmo de tango sonrientes durante unos segundos, entre los aplausos y vítores de los asistentes a la cena.
Michelle Obama llevaba un vestido en tonos beige con adornos en plateado y el pelo recogido, mientras que la primera dama argentina, Juliana Awada, también con el cabello recogido, eligió un modelo en color gris claro.
El primer brindis corrió a cargo de Macri, quien señaló que los argentinos están "fascinados" con Michelle Obama. En un tono ya más serio, Macri dijo que la visita de Obama a Argentina ha llegado "en un momento perfecto", en el que los argentinos han decidido "construir relaciones maduras y sensatas con todos los países".
Superar las confrontaciones
"Debemos superar viejos rencores entre Estados Unidos y Latinoamérica, y mirar hacia el futuro", pidió Macri, quien agregó que Washington no debe esperar de Buenos Aires "confrontaciones infundadas". "Con nosotros van a tener diálogo y buena fe", enfatizó Macri.
En su brindis de respuesta, Obama afirmó que su visita a Argentina tiene como meta, entre otras cosas, "celebrar una nueva y muy diferente era" con todo el continente.
"Mi esperanza es que esto es un nuevo comienzo", manifestó Obama al anotar que tanto él como Macri tratan de "vivir a la altura del ejemplo de un argentino singular", el papa Francisco.
Después de los brindis cobró especial protagonismo Valentina, la hija mayor de Juliana Awada, fruto de su anterior matrimonio con el conde belga Bruno Barbier.
La niña, de 13 años, se acercó a la mesa presidencial, donde, en presencia de su madre, departió unos minutos con Obama. Tras su conversación con el presidente de EEUU, Valentina Barbier tuvo el gesto de despedirse de los integrantes de la mesa presidencial con un beso espontáneo.