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14/03/2016 08:28 hs

Zika, la crisis de las mujeres

Latinoamerica - 14/03/2016 08:28 hs
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Muchos gobiernos han pedido a sus ciudadanas que no se queden embarazadas pero es difícil acceder a los anticonceptivos.

No se queden embarazadas. No tengan hijos hasta nueva orden. Semejante petición es la que han realizado a sus ciudadanas los gobiernos de Colombia, El Salvador, Honduras, Ecuador, Paraguay o Jamaica; ante el temor a las consecuencias que el virus Zika parece tener en las gestantes, y especialmente, en sus fetos.

Algunos países, como El Salvador, piden a las mujeres que no tengan hijos hasta 2018, mientras que otros acotan la recomendación al indeterminado período de "mientras continúe la transmisión del virus". Sin embargo, todos parecen haber olvidado lo más importante: para evitar un embarazo hacen falta medios. Educación sexual, métodos anticonceptivos y, en última instancia, una legislación que permita a la mujer interrumpir su embarazo de forma segura.

Porque aunque en 2016 evitar un embarazo pueda parecer algo relativamente sencillo para muchas mujeres, para otras es realmente difícil. Y así lo demuestran las cifras del Instituto Guttmacher, que señalan que el 56% de los embarazos en Latinoamérica no son planificados, y que 23 millones de latinoamericanas desearían utilizar anticonceptivos pero no tienen acceso a ellos. A esto se suma la violencia sexual, muy presente en el continente: una de cada cuatro mujeres en la región la sufre, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Además, Latinoamérica es la única región del mundo donde continúa subiendo el embarazo adolescente: un tercio de las gestaciones en el continente corresponde a una menor de 18 años, según el Fondo de Población de las Naciones Unidas. En estas condiciones, parece bastante claro que evitar un embarazo no es tarea fácil en algunos lugares. No obstante, muchos gobiernos parecen ser menos conscientes de esto.

Así las cosas, miles de mujeres se encuentran, por un lado, asustadas ante un virus que podría ser la causa de que miles de niños estén naciendo con microcefalia, y por otro, frustradas por unas recomendaciones que parecen no entender cómo es su día a día o la sociedad en la que viven. El Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU, Zeid Ra'ad Al Hussein, lo expresó con bastante claridad el pasado cinco de febrero: "La recomendación de algunos gobiernos de retrasar la decisión de quedarse embarazadasignora la realidad de muchas mujeres y niñas que sencillamente no pueden controlar cuándo o bajo qué circunstancias se quedan embarazadas, especialmente en un entorno en el que la violencia sexual es tan común", decía.

Recomendaciones poco realistas

Su opinión es compartida por muchas voces, que critican que tanto la Organización Mundial de la Salud (OMS) como los gobiernos no estén haciendo más hincapié en los derechos sexuales a la hora de afrontar esta emergencia. "La forma en la que los países están manejando el virus es poco realista e insensible hacia las mujeres", opina Giselle Carino, subdirectora de la Federación Internacional de Planificación Familiar en la región, quien recuerda que, "aunque una mujer esté sensibilizada y convencida con los mensajes sobre retrasar su maternidad, puede quedarse embarazada sin quererlo".

"Lo que deberían estar haciendo los gobiernos, además de, por supuesto, combatir el virus, es facilitar a las mujeres la posibilidad de evitar un embarazo", apunta Carino. Sin embargo, los datos muestran que el Zika y sus implicaciones con la sexualidad no han logrado cambiar las normas de unos países sumamente conservadores y reacios a legislar sobre temas reproductivos.

Por ejemplo, Honduras, que ha pedido a sus mujeres que, simplemente, "esperen" hasta que se acabe el Zika para quedarse embarazadas, mantiene su prohibición total de la anticoncepción de emergencia [más conocida como 'píldora del día después']. Paraguayya ha advertido que no permitirá la interrupción del embarazo a las embarazadas con Zika, y que seguirá manteniendo su penalización de hasta cinco años de cárcel por abortar. El Salvador, un país que ha pedido que la natalidad se 'pare' durante los próximos dos años, prohíbe la interrupción del embarazo de cualquier manera. "Allí hay mujeres con hasta 40 años de prisión por haber abortado", explica Mónica Roa, vicepresidenta de Estrategias de 'Women's Link'.

El 95% de los abortos son inseguros

En Brasil, el 'epicentro' del Zika, "el aborto está considerado un crimen por el Código Penal, aunque está permitido si corre riesgo la vida de la madre, si el embarazo es fruto de una violación o, más recientemente, por una sentencia de la Corte Suprema, en casos de anencefalia [ausencia de cerebro]", explica a EL MUNDO Beatriz Galli, asesora de políticas para Latinoamérica de Ipas. La microcefalia, que probablemente podría estar causada por el Zika, no se encuentra, por tanto, entre los supuestos para interrumpir un embarazo de forma legal, a pesar de que ya han se han registrado 4.700 bebés nacidos con este defecto congénito en el país.

Roa considera que "la mayoría de las mujeres en la región no tiene control sobre sus vidas reproductivas". Esta colombiana enumera el explosivo cóctel de impedimentos que hace que la recomendación de evitar un embarazo sea, en estos momentos, inviable para miles de latinoamericanas: "La información y el acceso a anticonceptivos es muy limitado. La educación sexual, cuando existe, es muy pobre, y las barreras culturales para que las mujeres puedan negociar con sus parejas el uso de anticonceptivos son muy complejas. Además, existe un índice de violencia sexual muy alto y las leyes del aborto son bastantes restrictivas".

Así las cosas, no es de extrañar que el 95% de los abortos que se realizan en Latinoamérica sean considerados como inseguros, según el Instituto Guttmacher, ya que las mujeres no encuentran una vía legal de hacerlo de forma segura. 'Women on Web', una comunidad digital de mujeres que apoyan el derecho a abortar, explica a este periódico que, desde el comienzo de la epidemia de Zika, han recibido un aumento "significativo" en el número de mujeres que les escriben pidiéndoles información sobre cómo interrumpir su gestación.

El Zika como 'trampa' de la pobreza

Pero lo peor, según apunta a este periódico Alfonso J. Rodríguez-Morales, experto en Medicina Tropical en la Universidad Tecnológica de Pereira (Colombia), está todavía por venir: "Quizá la mayor exposición de mujeres embarazadas en el primer trimestre al virus apena está ocurriendo en muchos casos, en otros ocurrió ya, y con todo, en los próximos meses, algunos hablan de que en Venezuela y Colombia [país que tiene registradas a más de 6.500 embarazadas con el virus], entre junio y agosto, se tendrá la mayor probabilidad de que ocurran estos casos de microcefalia".

En todo caso, hay quien apunta que, como suele suceder, en esta crisis saldrán peor parados quienes menos recursos tienen. Así lo cree Roa, quien considera que "en general, en temas de derechos reproductivos, independientemente de la legalidad, las mujeres que tienen dinero van a poder tener acceso a un aborto seguro, a la anticoncepción de emergencia o, si así lo deciden, a tener un bebé con microcefalia y asumir los costos sociales de esta decisión".

Como explica la representante de 'Women's Link', "el verdadero problema lo tienen las mujeres pobres, en las que la inequidad en el acceso a los anticonceptivos aumenta aún más su exclusión". Para ella, el Zika representaría otra 'trampa' de la pobreza más en la vida de miles de mujeres latinoamericanas y sus familias: "Imagínate una mujer que, como no tiene acceso a anticonceptivos, ya tiene cuatro hijos. Queda de nuevo embarazada, se infecta con el Zika y tiene a su quinto hijo, que nace con microcefalia.Los sistemas de salud no están preparados para dar apoyo a estas familias, y eso hace que estas personas se encuentren cada vez más excluidas y con menos capacidad de respuesta".

El peso de la religión

Por si esto fuera poco, las mujeres latinoamericanas están inmersas en unas sociedades muy tradicionales y religiosas que no siempre ven con buenos ojos la planificación familiar, y que juzgarán fuertemente sus actos si deciden separarse de las doctrinas oficiales. Así, muchas embarazadas están "muy asustadas", porque "son católicas y entran en un conflicto moral muy fuerte" cuando se enteran de que están infectadas por el Zika, señala Roa.

El Papa Francisco, en su reciente visita a México señaló que, ante el riesgo que el Zika parece suponer para las embarazadas y sus bebés, el uso de anticonceptivos sería, en este caso, "un mal menor". Sin embargo, Roa, quien señala que las palabras de Su Santidad le parecieron "fantásticas", explica que lo que realmente le preocupa es si ésta es una idea extendida en toda la Iglesia. "Las cabezas de las entidades parece que lo tienen claro, pero no sé yo si un cura de un pueblo de Colombia, que es el que se ve cara a cara con las mujeres, va a transmitir también este mensaje".

Porque no hay que olvidar que el uso del preservativo no sólo evitaría un embarazo, sino también una posible transmisión del Zika por vía sexual, algo que, aunque no es frecuente, es posible. Rodríguez-Morales, quien apuesta por "considerar la infección por virus Zika como otra enfermedad de transmisión sexual más (ETS)", explica que las resistencias que han estado ahí tanto tiempo son difíciles de combatir, y que "todavía es complicado convencer a los líderes religiosos y a ciertas doctrinas de que el preservativo salva vidas, evita el VIH y otras ETS".

¿Y qué pasa con los hombres?

Pero además de la religión, no hay que olvidarse de un grupo clave en todo este escenario, y sin cuya colaboración será ciertamente difícil poder manejar esta situación: los hombres. ¿Qué pasa con ellos? Según se ha sabido por medios de comunicación locales, se han dado varios casos en Brasil de hombres que abandonan a sus parejas embarazadas al saber que el bebé que esperan padece microcefalia. Algunas organizaciones feministas se han referido a este fenómeno como 'el aborto masculino', y reclaman a las autoridades que también dirijan a los hombres sus mensajes contra el Zika y la natalidad.

"Las mujeres, especialmente las más jóvenes y que ya tienen hijos, tienen más probabilidades de pasar solas por el proceso de tener un hijo con microcefalia. Según el último censo brasileño, la mayoría de los hogares están hoy a cargo de mujeres, así que la realidad es que son ellas las que cargan con la mayoría de las responsabilidad en estos momentos", apunta Galli.

Sin embargo, son muchos quienes apuntan que esto no debería ser así, y consideran que de este trance sólo se podrá salir airoso si toda la sociedad, hombres incluidos, son conscientes del desafío al que se enfrentan. "Si los hombres no se involucran en esto, podemos recomendar a las mujeres todo lo que queramos, que va a ser incompleto", dice Roa.

El Zika como oportunidad

"En situaciones en las que la violencia sexual es rampante, y los servicios reproductivos y sexuales son criminalizados, o simplemente no están disponibles, los esfuerzos para controlar esta crisis no pueden limitarse a decirle a las mujeres y las niñas que no se queden embarazadas. Muchos de los puntos clave se centran en la incapacidad de los hombres para levantarse y defender los derechos de las mujeres, y por eso deben tomarse fuertes medidas para paliar estos problemas subyacentes", explica la portavoz del Alto Comisionado de los Derechos Humanos de la ONU a EL MUNDO.

Porque si hay algo en lo que todos los expertos consultados por este periódico coinciden es que esta crisis ha puesto de manifiesto el largo camino que aún queda por recorrer en materia de derechos sexuales y reproductivos de las mujeres en América Latina. Sin embargo, quizás se pueda aprovechar este momento para crear una conciencia que haga que esto cambie. "Si se hace bien, ésta puede ser una oportunidad para mejorar la cantidad de fallos que hay en las políticas de salud en la región. Pero si se hace mal, esos agujeros se profundizarán todavía más, lo cual sería una tragedia", señala Roa.

"Ésa es mi gran esperanza: que los esfuerzos para controlar el virus lleven por fin los derechos de las mujeres latinoamericanas al siglo XXI", concluye Carino.

El Mundo 
 

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