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24/07/2013 08:36 hs

Estética que imita los rasgos

Internacionales - 24/07/2013 08:36 hs
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El concepto de belleza facial está ligado al equilibrio y la armonía. De ahí que cada rostro tenga proporciones únicas y que no haya caras iguales. Qué se entiende por rasgos armónicos. Qué retoques hacer sin cambiar las facciones

Los labios sensuales de Angelina Jolie, la nariz afinada de Jennifer Connelly o los pómulos redondeados de Jennifer López. Deseamos modelos de belleza ajenos y los queremos aplicar sin ningún tipo de evaluación a nuestro rostro, y rara vez nos preguntamos si esa transformación –que a ellas las dejó espléndidas– quedará bien en nuestra cara. Cómo mejorar tu rostro sin que parezca una imitación de molde.  

El concepto de belleza facial

Un rostro bello responde al concepto de equilibrio. Por ese motivo, tratamos de disimular o modificar desde una frente demasiado pequeña o ancha, una nariz grande, hasta unos labios muy finos. 

Podemos decir que la idea de belleza se remonta al comienzo de la humanidad cuando, por ejemplo, los pueblos griegos y egipcios manifestaban a través de su arte lo que consideraban cuerpos y rostros bellos, sobre la base de sus proporciones, medidas y simetrías.

La belleza femenina está íntimamente ligada con la sensualidad, la delicadeza y los rasgos suaves. Así es que muchas veces escuchamos que los rasgos duros, marcados y exacerbados, al hombre le dan "personalidad", mientras que a la mujer la masculinizan. 

Para evaluar la belleza del rostro de una mujer, en necesario tener en cuenta cada parte de su rostro para poder analizarla y, si es preciso, corregirla para que luzca lo más natural posible. De esta manera, se observan la forma y ancho de los labios, de las cejas, el tamaño de la frente, la forma de las mejillas y el mentón, las características de los ojos, el tamaño y forma de la nariz, el color y la calidad de la piel, y hasta el volumen de pestañas. Y, por supuesto, la forma y tamaño de cada rostro.   

Con todos estos elementos examinados individualmente y en su conjunto, el profesional debe aconsejarle a la paciente los cambios adecuados para ella, comenzando por los retoques mínimanente invasivos para que la transformación sea gradual, sin estrés, y que luego de efectuadas las correcciones siga reconociéndose a ella misma frente al espejo. 

La televisión, el espectáculo y las revistas, delimitan y marcan el prototipo de belleza. De hecho, no hace mucho tiempo se supo que en Gran Bretaña, la nariz más "pedida" en los quirófanos era la de la duquesa de Cambridge, Kate Middleton.

Sin embargo, lo que puede estar estéticamente acorde a una pasarela de moda o a un espectáculo teatral, no es lo que se muestra en la vida habitual.

Por este motivo, es importante reconocer que hay patrones estéticos que están fuera de foco y que pueden imponerse en una determinada profesión, pero que de ninguna manera son el parámetro para todas las mujeres. 

Respecto de esto, es común que escuchemos frases del estilo de "quiero los pómulos de tal" o "aspiro a tener la misma boca que fulana". Esto es un despropósito que nos conduce a modelos lejanos a nuestra realidad, que es la que siempre debemos tener en cuenta antes de acudir a la medicina estética en busca de soluciones "imitadas". Este aspecto es fundamental puesto que, por ejemplo, los labios carnosos y exuberantes de una mujer famosa, no siempre lucen bien en cualquier rostro en el que los queramos "copiar". 

Por otro lado, hay que tener en cuenta que el patrón estético no está al margen de nuestra profesión u ocupación diaria. Por ese motivo, no podemos disociar el cambio estético que pretendemos hacernos en el rostro, sin valorar si resulta pertinente y adecuado para nuestra vida cotidiana. 

Muchas mujeres quieren trasladar su forma de consumo al consultorio, lo que se transforma en una "estética de góndola". Así es que pretenden narices idénticas a tal actriz, o los pómulos o labios iguales a cierta modelo. En estos casos, un buen profesional debe explicarle a la paciente qué cambios son convenientes o no para su rostro, sin que intente reproducir la cara de otra persona. Esto no solo le provocaría un daño estético físico, sino también psicológico. 

Un rostro proporcionado

Es innegable que una cara armoniosa debe tener ciertas características que hacen que el todo luzca atractivo en su conjunto. Respecto de esto, podemos señalar que hay algunos rasgos faciales que son sinónimo de belleza, y que resultan llamativos: una piel suave y luminosa, mejillas redondeadas, frente equilibrada (ni muy ancha, ni demasiado pequeña), ojos seductores y sin arrugas alrededor, mentón suave y nariz acorde a la forma y el tamaño de la cara. 

Pero también es lógico que antes de realizarnos un cambio facial (que siempre estará expuesto y que es imposible que no esté a la vista, para bien o para mal), tengamos en cuenta ciertos aspectos básicos. Estos son edad, rasgos típicos, calidad de la piel y nivel de deterioro, y hábitos de vida. 

Todas sabemos que la edad es un factor clave, puesto que no es lo mismo hacerse un retoque facial en la adolescencia o en la madurez. Los cambios faciales prematuros habitualmente son desaconsejados por los buenos profesionales de la medicina estética para no fomentar transformaciones a tan temprana edad, no generar adicción, ni estimular a pacientes "sobretratadas" desde muy jóvenes. 

Si hablamos de pacientes adultas con intenciones de hacerse cambios en el rostro, debemos preguntarles cuáles sienten que son sus "marcas registradas". Es decir, aquellos rasgos por los cuales los demás las distinguen del resto. Y esto no tiene que ver con la perfección, sino con características propias que si no estuvieran en el rostro de esa persona le quitarían parte de su esencia. Puede que estos rasgos las acomplejen o que, por el contrario, evalúen que sin esas formas "no serían ellas". 

Cuando la paciente está decidida a hacerse un cambio en su rostro en favor de recuperar su autoestima y para verse mejor, lo ideal es que no sea extremo ni abrupto. Por este motivo, se recomiendan hacer retoques mínimos, en los que las transformaciones se vean sutiles y a la vez naturales. Por otro lado, el nivel de deterioro de la piel facial nos dará una idea de qué resultados se pueden obtener y en cuánto tiempo. No es lo mismo retocar arrugas en un rostro con daño leve, que hacerlo en una cara con daño alto. En cada caso variarán los tratamientos y productos a utilizar, la cantidad de aplicaciones, las sesiones de mantenimiento, etc. 

Por último, es crucial conocer los hábitos de vida de la paciente. Por eso, si se expone al sol de manera inadecuada y necesita hacerse un tratamiento facial para eliminar manchas, deberá modificar sus costumbres para no agravar el problema y continuar generándolo. Y lo mismo si es fumadora y quiere eliminar las arrugas de alrededor de su boca, debe saber que este hábito vuelve a generar las mismas líneas de expresión antiestéticas. 

Cada producto o tratamiento será adecuado o inadecuado para una paciente, de acuerdo al análisis que haga el profesional previamente, y sobre la base a los aspectos que detallamos con anterioridad. Los productos o procedimientos que se usen tienen que aplicarse en su justa medida y en la cantidad necesaria, para cumplir con el concepto de belleza y proporción estética.  

A continuación, cinco tratamientos faciales que, utilizados correctamente, mantienen los rasgos propios y los mejoran, porque son mínimamente invasivos: 

Hilos tensores: tienen el efecto de un "lifting sin cirugía". El avance de la edad trae aparejada la inevitable flaccidez, con signos muy visibles a nivel facial. En los casos más avanzados, es muy difícil volver a tensar la piel facial sin la ayuda de los hilos tensores. Son ultrafinos e invisibles, el procedimiento es rápido y sin hematomas. Además, como la técnica es mínimamente invasiva, no deja cicatrices. La paciente evita pasar por el quirófano para someterse a una intervención quirúrgica con las posteriores secuelas postoperatorias. Este es un procedimiento seguro, que destaca las facciones naturales propias de cada mujer.
Mesolifting: se aplica por medio de microinyecciones con sustancias que rejuvenecen la piel de rostro. Hidrata, brinda luminosidad y a la vez tonifica. Combate arrugas y líneas de expresión de manera indolora. Así el rostro se remodela naturalmente, sin efectos colaterales.
Toxina botulínica: es el relleno ideal para combatir arrugas faciales, y uno de los más utilizados en todo el mundo. Corrige arrugas leves y profundas, y también las previene. Con el transcurso del tiempo se reabsorbe y, por este motivo, requiere nuevas aplicaciones. Es un procedimiento seguro, indoloro y debe aplicarse en las dosis adecuadas. Es muy eficaz para eliminar las arrugas del entrecejo, las famosas "patas de gallo" y las arrugas frontales y peribucales.
Ácido hialurónico: Se utiliza para borrar arrugas, logrando una piel tersa y rejuvenecida, pero también para dar volumen a ciertas zonas del rostro, tales como labios, mentón o pómulos. A través de infiltraciones pequeñas, se coloca en el rostro de la paciente una versión “densa” o una versión “fluida” de este producto. La primera requiere retoques luego de los seis meses de la aplicación, mientras que la segunda se puede volver a utilizar a partir de los tres meses. Los resultados son percibidos por la paciente desde la primera sesión. El plus de este relleno es que también se usa para borrar secuelas de acné.
Electrolifting: a través de corrientes eléctricas se realiza la tonificación de los tejidos, para levantar y tensar la piel del rostro, evitando tanto la flaccidez como las arrugas. Es recomendado para levantar cejas, pómulos, y también para eliminar las bolsas de los párpados y arrugas del cuello. Otorga un aspecto rejuvenecido y armonioso. 

Hacia una belleza natural

Podemos estar naturalmente bellas. Simplemente necesitamos que un buen profesional de la medicina estética escuche los cambios que queremos hacernos y que nos asesore al respecto. 

A veces, con mínimos retoques podemos renovar nuestra apariencia sin tener que lucir un rostro "de molde", artificial y poco expresivo. El equilibrio estético nos dará las pautas para no perder la armonía a la hora de hacernos cambios faciales. Porque la idea es ser siempre nosotras mismas, pero en una versión mejorada. 

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