Otoño desde el espacio
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01/02/2016 09:17 hs

"Estamos hechos de polvo de estrellas"

Internacionales - 01/02/2016 09:17 hs
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Francis Halzen, director del Instituto de Partículas Elementales de la Universidad de Wisconsin-Madison y del IceCube nos explica acerca de los neutrinos. 

Apabulla sentarse frente a Francis Halzen (Bélgica, 1944), una de las personas que más saben del mundo de neutrinos. Lleva toda una vida dedicado a estudiar esas partículas escurridizas y juguetonas, hasta el punto de haber puesto en marcha en el Polo Sur el mayor detector de neutrinos del mundo: un kilómetro cúbico de hielo, concretamente hielo de la Antártida de 100.000 años de antigüedad, que hunde sus raíces hasta los 2,5 kilómetros de profundidad. Sus investigaciones en ese campo y los artículos especializados que ha publicado ocupan un abultado expediente y le han valido numerosos honores, desde el Premio de la Sociedad Europa de Física a la Astrofísica y Cosmología en 2015 a la última edición del premio Balzan, pasando por el reconocimiento en 2013 al 'Descubrimiento del Año' de la revista Physics World por haber logrado ser el primero en observar neutrinos cósmicos.

Tiene desde hace años pasaporte estadounidense, pero sigue hablando inglés con el indefectible acento nasal que caracteriza a los francófonos. Y compensa su infinita erudición en el campo de la Física de partículas con un afinado sentido del humor.

Mejor se lo digo desde el principio: no tengo ni idea de Física...
 Eso está muy bien. Se puede tener una vida plena y feliz sin saber una palabra de Física.
Pero de lo que sí que me acuerdo es de que en el colegio me enseñaron que la materia estaba hecha de tres clases de partículas: protones, neutrones y electrones. Y ahora llegan ustedes y dicen que hay una partícula más: los neutrinos... ¿Me lo puede por favor explicar?
En realidad es bastante increíble, porque desde 1956 sabíamos que existía otro tipo de partícula y que jugaba un papel fundamental en nuestro universo. Los neutrinos son la más común de las partículas, aunque en el instituto nunca se los mencionaran. Sin los neutrinos el sol no brillaría, sin los neutrinos las estrellas no explotarían. Usted y yo estamos hechos de polvo de estrellas procedente de esas explosiones. Los físicos sabíamos que existía esa cuarta partícula, pero no sé por qué no era de conocimiento público.
Por lo que cuenta, se diría que los neutrinos son las partículas más poéticas de todas...
Sí, absolutamente, los neutrinos son poéticos. Entre otras cosas porque es la partícula más difícil de aprehender. Pero el neutrino también es poético porque no es una partícula que tenga que ver con grandes campos magnéticos, con ingeniería como la del acelerador de partículas de Ginebra... Además los neutrinos nunca son aburridos, siempre nos sorprenden. Es el caso por ejemplo de los primeros neutrinos cósmicos: en vez de originarse en supernovas cercanas o en nuestra propia galaxia, surgen de fuentes esparcidas por el Universo. El único problema es que cualquier cosa que hagas con neutrinos requiere 25 años de investigaciones, son partículas que se toman su tiempo y con las que necesitas ir despacio para obtener las conclusiones correctas.
Su proyecto IceCube utiliza hielo para ver los neutrinos. ¿Es capaz de explicar a una analfabeta en Física como soy yo cómo funciona eso?
Lo intentaré... Los neutrinos están por todos lados, lo que pasa es que no se ven a simple vista. Pero si usted mira al cielo sí que es capaz de ver la luz que produce el universo. Pues bien: el IceCube es como su ojo, sólo que tiene la capacidad de ver los neutrinos y de detectar su origen. Es la misma técnica que utilizan en el detector de partículas de Ginebra, pero fabricar un detector como ese cuesta un dineral. Nosotros lo que hemos hecho es utilizar un detector natural: el hielo. Porque es el hielo el que detecta los neutrinos. Nosotros sólo nos limitamos a poner sensores que detectan la luz provocada por la reacción nuclear de los neutrinos.
Perdone la impertinencia... ¿No hay que estar un poco loco para hacer eso que usted hace?
Más que loco, desesperado. De verdad, en sentido literal. La razón principal por la que convencimos a gente de que financiara el proyecto de IceCube es por la fascinación que nos genera el cosmos y en concreto estas partículas, los neutrinos, cuya existencia conocemos desde 1912, hace más de 100 años, y sin embargo no hemos sido capaces de entender de dónde vienen o por qué se aceleran. El de los neutrinos es el dilema más antiguo que ahora mismo existe en el mundo de la astronomía.
¿Y cuál es su teoría? ¿De dónde cree que vienen los neutrinos?
Hay cientos de teorías, basadas en agujeros negros, materia oscura, aceleradores... Pero yo no tengo ninguna, lanzar teorías me parece inútil. Yo lo que pretendo es encontrar la respuesta. Y la encontraré. Hemos tratado de muchos de modos de descubrir qué acelera a estas partículas, y para mí es realmente un acto de desesperación tratar de encontrar la respuesta. El progreso verdadero en este campo vendrá cuando seamos capaces de identificar cuáles son los aceleradores de los neutrinos, dónde y cuándo se aceleran estas partículas. Y creo que estamos muy cerca de conseguirlo.
¿Cuánto calcula que se tardará en desvelar el secreto de los neutrinos?
Puede ser que la próxima semana, puede ser que en cinco años. No lo sé. Lo que sé es que estamos cerca, tenemos indicaciones de ello. Si observamos los fotones con mayor carga de energía que podemos divisar, y que podemos detectar cuando llegan a la atmósfera gracias a un tipo de satélite, tenemos indicios de que esa luz con la mayor carga de energía procede del mismo lugar del que vienen los neutrinos. Si podemos estudiar la correlación entre estas dos cosas, la solución al enigma de los neutrinos puede estar muy cerca, literalmente la próxima semana. Pero puede ocurrir también que no logremos establecer esa correlación, aunque espero sinceramente que no sea así. En ese caso, será necesario recurrir a un detector mayor. Pero creo de verdad que ahora tenemos la oportunidad de encontrar el origen de los neutrinos, que nuestras posibilidades de lograrlo son altas..
Si no me equivoco, tiene en marcha un nuevo proyecto que le permitiría observar unos 1.000 neutrinos al año en lugar del centenar que ahora mismo puede estudiar con el IceCube...
Esa es la idea. Gracias a ese proyecto ya sabemos que no sólo hay rayos cósmicos, sino también neutrinos que se aceleran. Y de lo que se trata ahora es de desvelar de dónde viene esa aceleración, de determinar su origen. Para saberlo, para estudiar los neutrinos, es necesario estudiar miles de estos acontecimientos de ese tipo. Y con este nuevo proyecto tendremos más posibilidades, porque multiplica por diez nuestras posibilidades de estudiar a los neutrinos.
Estoy completamente segura de que tiene una teoría sobre el origen de los neutrinos. ¿No va a decirme de dónde cree que vienen?
Mi sospecha es que en las altas energías -y no hablo de las estrellas que vemos por la noche, sino de fenómenos violentos como los agujeros negros o la materia oscura- vemos los mismos objetos que ven los astrónomos. Estamos en el proceso de tratar de correlacionar lo que ven los astrónomos con los neutrinos. Y la mayoría de lo que ven los astrónomos es luz que viene de otras galaxias repletas de enormes agujeros negros. Si tuviera que apostar diría que en algún lugar por ahí fuera está el secreto de la aceleración de los neutrinos. Pero en realidad no apostaría mucho dinero en eso, desde luego no me jugaría mi casa, porque la próxima semana podría estar equivocado. Como sabe, hay miles de teorías sobre los neutrinos y hay que tener cuidado con la que apuestas. Lo que hace todo esto tan excitante es que éste sea un juego completamente nuevo cuyo final no se sabe. Yo, por mi parte, haré todo lo posible para encontrar la solución.
¿Sueña usted con neutrinos cuando se va a dormir?
No. No sueño con neutrinos. Además, no serviría para nada. La solución a los neutrinos la dará la ciencia, no los sueños.
Se lo pregunto porque tenemos el estereotipo del científico como un ser completamente obsesionado con sus investigaciones hasta el día en que por fin consigue gritar: ¡Eureka!
Eso no sólo es un tópico, sino que es un error. En IceCube trabajan 300 personas, de universidades de todo el mundo en diez países distintos, y una vez a la semana hacemos una reunión vía telefónica. Son reuniones por lo general muy aburridas, para qué le voy a engañar. Hasta que de repente alguien comenta algo sumamente interesante que observó hace unos días. En ese momento, según la creencia popular, deberíamos mostrarnos todos excitadísimos, contentísimos y gritar 'Eureka'. Pues no. ¿Quiere saber usted cuál es la reacción? Miedo. Sí, miedo. Porque cuando observas algo la reacción que tienes es qué no puede ser, qué probablemente te has equivocado en algo, qué a lo mejor alguno de los sensores está estropeado y se ha equivocado al observar algo. Tardamos por ejemplo un año en escribir un artículo con nuestras observaciones para una revista científica, fue algo absolutamente agónico, agonizábamos con cada dato ante el miedo de que pudiera ser erróneo. Era tal la angustia que no dormíamos por la noche. Tras publicar ese informe, una o dos semanas después, obtuvimos en 2013 el reconocimiento al Descubrimiento del Año de la revista Physics World. Y aún me acuerdo de lo mal que lo pasé durante la rueda de prensa que ofrecí a raíz de aquello, y en la que no podía dejar de pensar qué haría si dentro de uno o dos años se demostraba que nuestras conclusiones no eran correctas. Creo que la inmensa mayoría de los científicos funcionamos así, con más miedo que alegría ante un descubrimiento.
¿Y ahora ya se ha relajado un poco?
Bueno, ahora ya hemos encontrado neutrinos siguiendo dos caminos distintos y absolutamente independientes. Desde entonces, me he calmado un poco. Pero aunque no exista ese momento 'Eureka' de enorme excitación, lo que sí que le puedo decir es que este es un trabajo increíblemente excitante en general. Y seguiría siendo excitante aunque no descubriera nada. De hecho, la mayoría de los físicos nunca descubren nada y, en especial, los físicos de la materia. El gran placer de este trabajo no es tanto hacer descubrimientos como conseguir entender cosas que pensabas que jamás podrías entender. Esa es una excitación que sientes a diario, cada hora.
Pero es una satisfacción individualista, incluso egoísta...
Sí, muy egoísta. Es verdad que tratamos de compartir nuestros cocimientos con el resto de la humanidad, de dar clases de vez en cuando, de darle algo a los demás. Pero la realidad es que yo y la mayoría de los científicos no nos dedicamos a esto pensando que el día de mañana nuestras investigaciones van a tener una aplicación práctica y van a servir para que alguien haga dinero. Para nada.
Hablando de eso... ¿qué aplicaciones prácticas podría tener el descubrimiento del enigma de los neutrinos?
No lo sabemos. Lo que sí sabemos es que el camino por el que los descubrimientos científicos se transforman en aplicaciones prácticas no es algo programado. Cuando por ejemplo se descubrió la mecánica cuántica en los años 20 era la rama más esotérica de la Física, y hoy su teléfono no funcionaría sin mecánica cuántica. La mayoría de la economía, de los ordenadores, de los teléfonos, funcionan con mecánica cuántica. Pero cuando se descubrió la mecánica cuántica nadie habría sido capaz de predecir todas las aplicaciones que ha tenido. La web, que hoy dirige la economía del mundo, la desarrollaron tres universidades para comunicarse entre ellas durante un experimento. No hay modo de saber las aplicaciones que tendrá la investigación sobre los neutrinos, pero estoy seguro de que las tendrá. Los neutrinos, a diferencia de la luz, pueden traspasar muros, atravesar la Tierra... Eso abre la perspectiva de que los neutrinos se puedan utilizar para mirar los extremos del Universo y mirar de cerca en el corazón de los agujeros negros. Pero no lo sé...
Los neutrinos se han puesto de moda, ¿por qué?
Lo que ocurre es que ahora el mundo ha descubierto a los neutrinos pero algunos de nosotros llevamos mucho tiempo interesándonos por ellos. El que la última edición del Nobel de Física haya premiado unas investigaciones sobre neutrinos realizadas hace unos 15 años demuestra el desinterés generalizado hacia los neutrinos que existía hasta ahora.
¿Por qué los neutrinos tienen ese punto esotérico, casi metafísico?
Los neutrinos son muy difíciles de manipular, y eso les hace muy especiales y les envuelve en una mística. Todo lo que tiene que ver con los neutrinos es complicado, porque son unas partículas que apenas interactúan con la materia. Piense solamente que tuvieron que pasar 25 años desde 1930, cuando Pauli postuló la existencia de estas partículas, hasta que en 1956 finalmente se detectó un neutrino. Los neutrinos tienen la particularidad, como ya le he dicho, de que cualquier tipo de manipulación con ellos lleva 25 años. El Ice Cube es otro ejemplo: nos llevó 25 años desarrollar esa tecnología. Y también nos llevó un tiempo darnos cuenta de que si miras al total de la energía del universo, es enorme. Sólo vemos unos pocos neutrinos, pero por cada uno que vemos hay millones que no vemos.
Una pregunta personal.... El hecho de ser físico de partículas: ¿le acerca a la idea de dios o le aleja de ella?
La física es mucho más simple que la teología o la religión. La física seguramente le parecerá algo fascinante, pero la física consiste sobre todo en tomar datos durante el tiempo y analizarlos. La religión no entra nada en todo eso. La religión se mueve en otro plano, física y religión no se tocan nunca, son completamente independientes. Hay científicos religiosos y otros que no lo son. Yo no soy religioso, pero no creo que eso se deba al hecho de ser físico.

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