Este año se extraerían 33 millones de metros cúbicos, un volumen apenas superior al que se obtenía a comienzos de la década de 1990. Impacto de malas regulaciones.
Con un volumen de 33 millones de metros cúbicos en 2013, la producción nacional de petróleo cayó al nivel de hace 20 años y el acuerdo de YPF con la estadounidense Chevron no es ni la “salvación” ni la “entrega”, sino una manera de perseverar en el fracaso, ya que se insiste en la misma lógica de malas regulaciones.
Tal es el diagnóstico del Instituto de Desarrollo Social Argentino (Idesa), en un informe difundido ayer según el cual, para revertir el retroceso y lograr resultados positivos, se necesita imponer mejores reglas de juego para la actividad.
En la última década, el país sufrió un retraso sin precedentes en su capacidad de producción petrolera. El origen de este proceso es la aplicación sistemática de regulaciones irracionales que combinan prohibiciones, privilegios, malos impuestos y subsidios poco transparentes.
El informe de Idesa detalla que, desde la crisis del año 2002, se multiplican los problemas en el sector petrolero. Primero fue el control de los precios y la elevación de los derechos de exportación para atenuar el impacto de la megadevaluación. Al utilizar paliativos coyunturales e improvisados, se produjo un fuerte desaliento a la inversión.
Esto provocó reducción en las exportaciones y luego pasar a ser importador de combustibles. El fracaso fue la excusa para legitimar la estatización de YPF por la vía de un controvertido proceso de expropiación, cuya resolución todavía está pendiente. Ahora, ante la insuficiencia de fondos para financiar inversiones, YPF avanza en un acuerdo con la empresa Chevron. Esta es la nueva apuesta con la que se espera revertir la caída en las inversiones petroleras.
Vaivenes. Para contextualizar los resultados producidos con estos vaivenes en la política petrolera, el instituto analizó la serie histórica de producción de petróleo en la Argentina en los últimos 60 años, basada en información del Instituto Argentino de Petróleo y Gas.
Entre 1958 y 1972 se dio la primera gran ola inversora en el sector y la producción pasó de 6 a 25 millones de metros cúbicos por año.
Luego de dos décadas de estancamiento, entre 1991 y 1998 se dio la segunda gran ola inversora; la producción aumentó de 29 a 49 millones de metros cúbicos por año.
En 1999 se inicia un proceso de involución que lleva a que, en 2013, la producción de petróleo caiga a 33 millones de metros cúbicos por año.
Estos datos muestran que la degradación de los últimos años fue mucho más profunda que la registrada en las décadas de 1970 y 1980, a tal punto que hizo involucionar la producción petrolera al nivel que había, prácticamente, hace 20 años atrás. El resultado es que se consumió toda la capacidad de producción desarrollada en la segunda ola inversora, que se produjo en la década de 1990, dice el informe.
Traje a medida. En este contexto, se anunció el “Régimen de promoción de inversión para la explotación de hidrocarburos”.
Según Idesa, se trata de una nueva regulación diseñada “a medida” del acuerdo con Chevron. Entre los puntos más importantes se destaca el establecer que si una empresa invierte más de mil millones de dólares en cinco años, podrá exportar 20 por ciento de su producción sin pagar derechos de exportación y disponer libremente de esas divisas. El incentivo se mantiene incluso si por falta de abastecimiento interno debiera vender esa cuota internamente, ya que recibirá el equivalente al precio internacional sin derechos de exportación y puede convertir ese ingreso a dólares al tipo de cambio oficial.
Más paradójico que aprobar un beneficio especial para Chevron declamando soberanía –advierte el informe– es que se fije como régimen de “promoción” lo que el sentido común indica que debería ser la regla general.
En lugar de permitir exportar y disponer libremente de los dólares generados a todos los operadores, se impone una maraña de regulaciones irracionales que producen caída de la inversión, la que luego es utilizada para legitimar complejas excepciones generadoras de “nichos” de negocios oscuros. Habría menos corrupción y más incentivos a la inversión productiva si se generaliza este “privilegio” de poder exportar y disponer de las divisas a todas las empresas de todos los sectores, opina Idesa.
Avances y retroceso
Primera ola. Entre 1958 y 1972 se dio la primera gran ola inversora; la producción pasó de 6 a 25 millones de metros cúbicos por año.
Segunda ola. Luego de dos décadas de estancamiento, entre 1991 y 1998 se dio la segunda gran ola inversora; la producción pasó de 29 a 49 millones de metros cúbicos por año.
Involución. En 1999 se inicia un proceso de involución que lleva a que, en 2013, la producción nacional de petróleo caiga a 33 millones de metros cúbicos por año.