¿Qué vale más, una experiencia o el poder socializarla? Si ningún hecho cobra entidad hasta que alguien lo percibe, pareciera que hoy, por más extraordinaria que sea tu vivencia, si no la compartís en las redes es casi como si nunca hubiera existido. Hasta ahí nada demasiado nuevo. Lo que resulta interesante de seguir son los giros y las reacciones ante las nuevas dinámicas sociales que se dan en la web. Qué pasa ya no solo con la sobreexposición en las redes, sino con la manera en que se comparten contenidos, y sobre todo, cierto tipo de contenidos: por ejemplo, las fotos de tus vacaciones.

¿Estás cansado de ver las imágenes paradisíacas en alguna locación exótica de tu compañero de oficina? Bueno, la ciencia te da la razón a la hora de justificar tu tedio. Un estudio publicado en el Psychological Science Journal el año pasado revela que tener experiencias fuera de lo común es algo que da satisfacción, pero que a la larga puede generar alienación social. Aunque no lo creas, compartir tus aventuras veraniegas en las redes puede tener un indeseado costo social: la exclusión por parte de tus contactos o amigos, quienes simplemente pueden no estar interesados. Investigadores de Harvard descubrieron que cuando la gente socializa, aquellos que tuvieron experiencias similares, sin importar cuán mundanas hayan sido, son los que disfrutan más charlando e interactuando entre ellos.

¿Y en qué consistió uno de los experimentos realizados para llegar a esta conclusión? Se les pidió a 76 participantes que establecieran un puntaje para evaluar la calidad de algunas películas. Luego, con esa información se eligieron las mejores y las peores, en un intento de homologar experiencias extraordinarias con los films mejor puntuados, y experiencias ordinarias con aquellos de menor puntaje. Para medir las consecuencias sociales les pidieron a los participantes que vieran los films, solo que a algunos les mostraron los de calificación más alta y a otros, los que peor recepción tuvieron. Y finalmente los hicieron conversar sobre lo que habían visto. Así se dieron cuenta de que aquellos que habían mirado la mejor película no disfrutaron de la socialización posterior, principalmente porque la gente prefería compartir sus puntos de vista sobre lo mala que había resultado su vivencia, en vez de escuchar cuán buena había sido la de otro.

"Los participantes que vieron la mejor película pensaron que iban a ser las estrellas de la interacción a posteriori, pero se sorprendieron cuando fueron dejados de lado. No entendieron por qué todos los demás preferían lamentarse en vez de escuchar sobre algo realmente bueno", explicó Daniel T. Gilbert, quien fue el coautor del estudio y es un reconocido psicólogo social de Harvard, que se especializa y escribe justamente sobre estos temas.

En algún sentido, los resultados y las conclusiones del estudio son bastante intuitivas, ya que una de las claves del encuentro social, tanto virtual como real, es justamente el de compartir una base común. "La identificación nos une. Es cierto que también nos hace competitivos, como los chicos que disputan el mismo juguete. Pero las experiencias ajenas que más se asemejan a las nuestras se disfrutan con otro sabor. Porque sabemos de qué se trata", corrobora la psicóloga Teresa Crivaro. Por lo tanto, también resulta natural la reacción de rechazo o efecto rebote ante los detalles de tu experiencia singular en las redes.[Click Aqui]Cabe preguntarse si esta reacción esperable, pero no por eso menos cruel, puede tener consecuencias más contraproducentes aún que un desaire o falta de likes en tus posts. Extrapolándola a otras situaciones, muchos ya hablan de un consenso avasallador o de un sentido común único que se gesta en las redes sociales en torno a temas políticos o culturales, y que termina segregando, al menos simbólicamente, aquellas posturas u opiniones que se salen de la norma.

¿Comunicativo o egocéntrico?

Por otro lado, algunos advierten sobre la delgada línea que separa el compartir o mostrar algo de la ostentación: cómo darse cuenta en qué momento la confianza se confunde con el autobombo, o directamente, con la falta de tacto. "Miramos con nostalgia la serie Friends al recordar que las redes sociales no existían, pero hoy ya son un fenómeno instalado entre nosotros y en nuestros procesos psicológicos. Los objetivos que se buscan al compartir una foto son infinitos: gustar, provocar, ostentar, divertir, demostrarle a nuestro ex lo bien que nos sentimos, aunque la posteemos desde la cama llorando", explica Crivaro.

El tema de mostrarse como uno quiere que los otros lo vean, haciendo curaduría de cada detalle de nuestros perfiles online, y en algunos casos llegando al extremo de construir realidades paralelas (¿o irrealidades paralelas?), es también otra arista arduamente discutida por especialistas y los usuarios en general, solo que en el último tiempo, y en particular en las nuevas generaciones, una revancha pareciera estar gestándose. Se sabe: cada vez menos jóvenes utilizan Facebook. Pero mientras ellos emigran a otras plataformas como Snapchat e Instagram, y muchos adultos saturados por la sobreexposición y la publicidad buscan refugio en redes sociales más exclusivas (Path, Between, Ello), la eterna pregunta respecto de la fiabilidad de estos canales permanece. Y cuando ya parecía que no tenía demasiado sentido seguir alumbrando el debate de realidad versus ficción, aparecieron en escena las finstagrams: cuentas "falsas" de Instagram que buscan reflejar la verdadera intimidad y que son solo para amigos cercanos. Así que la próxima vez, antes de compartir esas fotos del último viaje a Tailandia que te hiciste, pensalo dos veces.

Antes del click

. Con tacto. La idea no es que te autocensures, pero sí que te preguntes cuál es tu motivación a la hora de subir algo: ¿querés compartir o se trata solo de mostrar? A veces es un impulso inconsciente que se nos escapa. A su vez, menos exposición ayuda a generar un contacto más genuino, ya que los que realmente quieran saber de vos te van a preguntar y cada posteo que hagas va a tener más valor.

. Etiqueta online. Si bien no hay reglas explícitas y el buen gusto depende mucho de cada persona, hay situaciones en las que los comentarios pueden quedar desfasados de la realidad. Aquí, valen el sentido común y la sensibilidad. Además, por seguridad tratá de no subir fotos de las que puedan deducirse datos personales, ni información que de cuenta de tu estado financiero.

. Limpieza de verano. Aprovechá esta época para "depurar" tus redes sociales. Revisar la lista de amigos para deshacerte de los contactos que no te interesan o con quienes no tenés relación te da la oportunidad de que lo que subas sea recibido con mayor interés del otro lado. Y si borrar a alguien te parece poco diplomático, aumentá tu nivel de privacidad para filtrarlos.

La Nación