Hace una década se hundía en las frías aguas de julio el anfibio El Cisne. Hubo cuatro muertos. Un sobreviviente del siniestro recuerda ese día.
El 17 de julio de 2003 fue un día frío en Villa Carlos Paz. El viento generaba un oleaje diferente en el lago San Roque. En una casilla ubicada al frente de la Secretaría de Turismo se vendían los boletos para el viaje en el anfibio El Cisne. La propuesta parecía atractiva: paseo terrestre y lacustre para las vacaciones de invierno.
Con 14 pasajeros, el anfibio salió desde la calle San Martín. Entró al lago minutos después de las 16 con un oleaje fuerte que persistía. La embarcación, que carecía de permisos y habilitaciones para navegar, no soportó la embestida de las olas y naufragó. Eduardo Pellegrini (63), un docente de Mar del Plata; José Scandell (76), su esposa Margarita Germino (72) y la hija de ambos, Amelia, de la localidad santafesina de Pérez, murieron ahogados. Fue la peor tragedia náutica del lago San Roque y sus sobrevivientes todavía tienen en la piel la sensación de esa tarde, el frío del agua, la desesperación, la muerte que les pasó por el costado.
Carlos Gómez (72) es un veterano navegante de las aguas del San Roque. Es 16 de julio y está enfrente al embarcadero de sus catamaranes. Gustavo Javier Stul (52) es un porteño de Villa Urquiza que sobrevivió a la tragedia. El catamarán Realicó lo rescató de una muerte segura junto a otras 10 personas que intentaban flotar de cualquier manera en el agua helada.
Gómez, el dueño del catamarán, no recuerda a Stul, quien, junto a este diario, le salió al cruce para saludarlo y agradecerle, 10 años después, por haberlo salvado. El viejo navegante se emociona y aún no puede creer lo que pasó esa tarde.
“Hasta hoy estoy pensando en ese día. Estoy pasando otra etapa de mi vida y estoy tratando de tomarlo con calma. La gente me hace sentir que fue muy fuerte y yo traté de minimizarlo para zafar”, asegura Stul, que maneja un taxi en Buenos Aires y pasa unos días de vacaciones en Córdoba.
Aquella tarde de 2003, Stul estuvo a punto de tomar el catamarán pero el anfibio lo atrajo por la doble posibilidad de recorrer la ciudad por tierra y por agua y para no esperar una hora y media hasta que saliera la embarcación. “No quise esperar tanto, seguí caminando y apareció un puestito con una persona que ofrecía ese viaje. Fue muy tentador porque dijo que había paseo en tierra y después se internaba en el lago. Tenía la cabeza en otra cosa”, dijo.
Stul recuerda que mientras el anfibio se hundía, habló con el turista marplatense que luego murió para ver cómo hacían para salvarse. “Me contó que había tenido un ataque al corazón y el médico le había recomendado las sierras. Yo fui el último que se tiró del anfibio porque en el poco tiempo que hablamos, lo pensamos los dos. Pensamos que era mejor esperar a que se hunda. Logré zafar. A él enseguida lo afectó el agua fría y murió”, relató.
Y agregó: “Lo que me pasó me sirve hoy y trato de vivir un poco mejor, de disfrutar más las cosas. Traté de minimizarlo para no pensar todo el tiempo en eso. Ahora, uno entiende la dimensión que tuvo porque me salvé pero me podría haber muerto. Estuve casi 40 minutos en el agua”.
Stul se abrazó ayer con Carlos Gómez y le agradeció “la soga” que le tiraron desde su catamarán. “Fue un día muy triste. A veces no hay conciencia cuando se trabaja en estas cosas y ocurren desgracias”, afirmó Gómez.
La causa. La causa tuvo novedades hace dos años cuando el Juzgado Correccional N° 4 dictó la probation para los únicos dos imputados por la tragedia: Cristian Kochmann y Carlos Cáceres, el dueño y el timonel del anfibio. Ambos estuvieron detenidos varios meses con prisión preventiva, acusados de homicidio simple con dolo eventual, hasta que la Cámara 2ª del Crimen de Córdoba cambió la carátula y obtuvieron su libertad. En noviembre de 2010, fueron favorecidos con la probation que paralizó la causa penal.
Eduardo Masanés Autard es el abogado patrocinante de las familias de los cuatro fallecidos la tragedia de El Cisne. El letrado dijo que recién cuando se dictó la probation se comenzó la acción civil en la que se demanda al Gobierno Provincial, ya que el lago es su jurisdicción, y a los responsables de la embarcación. “A los dos imputados se les concedió la probation”, aseguró Masanés y añadió: “Se les concede básicamente porque es un delito excarcelable, con carátula de homicidio culposo”. El letrado remarcó que, a pesar de que esta figura no puede concederse en casos en los que se apliquen inhabilitaciones, el TSJ entendió que el espíritu de la ley daba las condiciones para que se otorgue a los imputados.
El abogado explicó que la probation exige condiciones. “Si se cumplen, la acción penal queda extinguida, sin antecedentes, como si nunca hubiesen cometido el hecho. Esa probation tiene un plazo, ya que la persona tiene que cumplir con la obligación de indemniza. Si no cumple, se lo puede llevar a juicio”.