Mientras los oferentes de granos se encuentran esperanzados con una mejora en el tipo de cambio, acompañado por la eliminación de las trabas que impiden el comercio y de esta manera generar un entorno competitivo con incentivos para producir, los demandantes se encuentran preocupados por un posible aumento de precios en sus materias primas, intentan cubrirse subiendo el precio de sus productos terminados generando una protesta en el último eslabón de la cadena, el consumidor final.

Todos tienen argumentos válidos, los productores necesitan recuperar la rentabilidad, los industriales hacen esfuerzos para mantener su fábrica, las fuentes de trabajo y las familias necesitan que los precios de los productos no suban para mantener el poder adquisitivo de los salarios.

No es mi intención buscar culpables o acusar, solo describir la realidad a que nos enfrentamos en este periodo de transición.

En definitiva nadie conoce de manera fehaciente cuales serán las medidas económicas que se aplicarán luego de producida la asunción. Ante esta realidad el gobierno saliente trata de mantener un delicado equilibrio con medidas que no fueron bien vistas por los mercados, a tal punto que entidades centenarias como el Mercado a Término de Buenos Aires han debido cambiar los activos ofrecidos como garantías para poder operar y las operaciones de Futuro de Dólar están suspendidas por circular de la CNV.

Este no es un tema menor, si bien el Banco Central había encontrado en estos mercados una forma de controlar el tipo de cambio del dólar sin sacrificar reservas, una solución cortoplacista, las fábricas recurrían a este mercado para poder financiar en pesos, cubrirse de los aumentos del dólar para asegurarse la reposición de mercadería y mantener de esa forma las rentabilidades de los productos que produce. Ahora con incertidumbre, sin poder tomar coberturas recurre al único elemento que todavía puede en cierta forma manejar, el precio, y sube los precios de los productos por las dudas el tipo de cambio suba y no pueda reponer la materia prima.

Ante este escenario del “sálvese quien pueda” y sin reglas conocidas los ahorros de la gente se vuelcan al consumo, por las dudas suban los precios, y los comerciantes ante la incertidumbre de no saber si van a poder reponer aumentan el valor de la mercadería quizás motivados por necesidades financieras propias de esta época del año.

 Los granos no están exentos de este comportamiento y los precios tienen una prima de incertidumbre, mitigado por las necesidades financieras del sector que concentran en diciembre compromisos de pagos de insumos de la cosecha fina, algunas cuotas de arrendamientos que se suman a los aguinaldos y vacaciones del personal.

Los mercados internacionales han perdido protagonismo y la transición desordenada genera expectativas en los operadores de todo el mundo que intentan conocer cuál es el número de toneladas que Argentina colocará en el mercado luego de la asunción del nuevo presidente. Si queremos sumarle incertidumbre debemos mencionar que los datos oficiales difieren de las estimaciones privadas, y no se conoce a ciencia cierta cuanto es el stock en manos de oferentes que no tienen precio.

La próxima semana corta ayuda en cierta forma a reducir la incertidumbre y conocidas las medidas en anuncios oficiales se empezará a recomponer la confianza en el mercado y encaremos un verano complicado donde todos tendremos que poner nuestro mejor esfuerzo para salir adelante.


Juan Vasquetto