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27/11/2015 10:54 hs

Cómo impactan los pensamientos en la salud

Argentina - 27/11/2015 10:54 hs
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Hoy la ciencia reconoce que nuestros pensamientos y emociones tienen efectos a nivel celular. Son tanto o más importantes para nuestra salud que nuestros propios genes.

Cuando alguien tiene la presión arterial elevada y consulta a su médico, no es raro que el profesional que lo atiende le pregunte al paciente si tuvo algún episodio emocional o estresante que le haya disparado esos valores. Cuando hay un antecedente, muchos de estos pacientes dicen “entonces debe ser la presión nerviosa”.

Un hecho similar y también muy conocido ocurre en las personas con diabetes que controlan diariamente sus niveles de azúcar y llevan un registro escrito. No resulta nada extraño que sean ellos quienes reconozcan que sus niveles de azúcar se elevan mucho cuando algún episodio emocional e intenso subyace. “Es por los nervios”, también dicen.

Algo parecido ocurre cuando se dispara el colesterol. Es posible que pacientes con colesterol alto estén siguiendo un régimen de alimentación saludable y al mismo tiempo estén tomando alguna medicación para bajarlo y. reconociendo que están con estrés, preguntan: “Doctor, ¿puede ser que mis nervios hayan hecho subir mi colesterol?”.

La conexión entre la mente y el cuerpo

Hasta hace no tantos años se creía que el proceso de enfermedad era independiente de la mente: se consideraba a las enfermedades como un síntoma exclusivo del cuerpo, y los pensamientos, emociones y sentimientos como parte del dominio de la mente.

Esto se entiende bien en las enfermedades agudas. Si por ejemplo nos fracturamos un hueso, lo que pensemos acerca de lo sucedido no cambia mucho la situación, pero la intervención que haga el traumatólogo sí cambiará las cosas. En este modelo se diagnostica lo que sucede en el cuerpo, se lo trata y luego el paciente sigue con su vida. Se arregla el hueso roto y éste se cura. Otro ejemplo: diagnosticamos una infección, la tratamos con antibióticos y entonces la erradicamos.

Pero cuando empezamos a tratar enfermedades crónicas como las cardiovasculares (primera causa de muerte en nuestro país), diabetes o cáncer,  vemos cada vez más evidencias de que el modo en que vivimos nuestra vida y, de hecho, cómo pensamos y sentimos a lo largo de ella pueden influir sobre las clases de enfermedades que contraemos.

El poder de una sonrisa

Uno de los ejercicios más reveladores que conozco y que les presento a mis pacientes para que puedan experimentar por ellos mismos la íntima relación mente-cuerpo es sonreír. Los invito a fingir una sonrisa, les digo que exageren y fuercen los músculos de la cara para provocarse una sonrisa enorme y que noten, sientan y experimenten lo que sucede. Un simple gesto modifica con intensidad nuestro estado de ánimo y la percepción del momento.

Hoy la ciencia reconoce que lo que pensamos y nuestras emociones tienen efectos a nivel celular, y son tanto o más importantes para nuestra salud que nuestros propios genes.

Nuestra salud no sólo se encuentra determinada por nuestra alimentación, el ejercicio físico que hemos hecho y nuestros genes: es también el agregado de todos nuestros pensamientos y emociones (nuestro cuerpo no puede dejar de registrar todos nuestros estados mentales y reprogramar su funcionamiento a partir de ellos).

La mente, que es el regulador de todos los procesos orgánicos, tiene también la capacidad compensar desequilibrios cuando actuamos. Así lo demuestran algunas pruebas con meditadores que pueden disminuir intencionalmente su frecuencia cardíaca. Los humanos tenemos la opción de aprender a gobernar nuestra mente. De otro modo, pensamientos del estilo “está todo perdido” o de frustración o de odio, pueden ser la semilla de una enfermedad.

Lo anterior nos obliga a tomar responsabilidad por lo que ocurre en nuestra mente en cada momento. Ya nos los advertía el mismo Ghandi: “Cuida tus pensamientos, porque se convertirán en tus palabras. Cuida tus palabras, porque se convertirán en tus actos. Cuida tus actos, porque convertirán en tus hábitos. Cuida tus hábitos, porque se convertirán en tu destino."

Programas mente-cuerpo

Estados Unidos viene incorporando desde los últimos años en el sector público de salud programas de calidad de vida con el enfoque mente-cuerpo. Por mencionar uno, desde el año 2014 el Programa de Rehabilitación Cardíaca Intensiva del Instituto Benson-Henry es ofrecido en los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid (CMS) para pacientes con enfermedad coronaria. Los conceptos fundamentales de este programa de bienestar cardíaco del Instituto Benson-Henry fueron desarrollados por el cardiólogo Herbert Benson, hace más de 40 años. 

El programa consiste en 13 sesiones, una vez a la semana, de tres horas de duración cada encuentro. Incluyen clases de alimentación sana, ejercicios físicos, técnicas de relajación y manejo del estrés, yoga e intervenciones conductuales.

Se trata de un nuevo paradigma integral en la atención de las enfermedades crónicas. Una atención de los procesos salud y enfermedad más amable y contenedora, donde enseñarle a las personas cómo manejar su estrés y regular sus emociones es considerado una práctica médica convencional.

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