Es una estación clave porque se produce el 70% del forraje del año. El mal manejo puede provocar pérdidas de calidad, reducir el rebrote y su persistencia.
Una de las claves para la intensificación de los sistemas ganaderos pasa por aumentar el rendimiento de pasturas y cultivos y mejorar la calidad para la alimentación de los vacunos. Por eso, Horacio Sarlangue, técnico del INTA Balcarce recomienda tener un manejo adecuado del forraje en primavera, estación que se produce el 70% del total del año.
Sin embargo, con frecuencia se desaprovecha el potencial productivo de las pasturas, debido a un crecimiento descontrolado de las plantas que repercute en una importante pérdida de calidad, perjudica el rebrote y reduce sustancialmente la persistencia de la pastura, relató.
Para evitar que las pasturas “se pasen”, Alejandra Marino, docente de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Mar del Plata, sostiene que es “fundamental actuar tempranamente y estar preparado para realizar un pastoreo intenso antes de que se manifieste el crecimiento reproductivo".
Así, surge el control temprano de la floración que permite eliminar las varas florales, reactivar la producción de hojas y nuevos macollos y, en consecuencia, generar un rebrote con nueva producción de forraje de calidad. Esto, además, contribuye a hacer un mejor uso del agua, lo cual es muy importante en la antesala del verano.
“Una vez incorporado ese control temprano de la floración, es posible avanzar para ampliar la ventana de producción primaveral de forraje a un período de 70 a 100 días de utilización, según las condiciones hídricas a fines de la estación”, indicó Marino.
En concreto, a fin de adelantar la primavera, en la zona del sudeste bonaerense, se incorpora la fertilización nitrogenada a la salida del invierno lo que permite una acumulación de entre 2 y 3 mil kilos de pasto por hectárea a fines de agosto y principios de septiembre.
“Esto permite que los animales ingresen y realicen un eficiente aprovechamiento de las pasturasdesde fines del invierno”, aseguró la docente.
Actualmente, gran parte de la ganadería en la Depresión del Salado se desarrolla sobre una importante proporción de verdeos anuales, tanto de invierno como de verano, de suplementación con silajes y/o grano. “Esta anualización de los recursos forrajeros es una alternativa costosa e ineficiente desde el punto de vista del aprovechamiento de recursos ambientales que genera mayores riesgos de producción”, detalló el técnico del Inta Sarlangue.
En contrapartida, las pasturas perennes de festuca alta y agropiro alargado bien manejadas (con control temprano de la floración y fertilizadas) permiten obtener una alta producción de forraje de calidad. Así, con un eficiente manejo del pastoreo, se pueden transformar en 380-430 kg/ha de peso vivo de recría, sólo durante una “primavera ampliada”.