El gobierno de Dilma pidió explicaciones tras la revelación de que los servicios norteamericanos monitorearon millones de llamadas; incierto destino de asilo del topo
Brasil se sumó ayer a la lista de países que le piden explicaciones a la Casa Blanca por haber sido blanco de espionaje por la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés). Según documentos obtenidos por el ex contratista de la CIA Edward Snowden y publicados por el diario O Globo, durante la última década fueron monitoreadas millones de personas y empresas en todo Brasil.
Aunque no hay datos precisos sobre cuántas personas habrían sido víctimas de espionaje, el diario señaló como referencia que Brasil fue espiado casi al mismo nivel que el propio Estados Unidos, que, según explicó O Globo, en enero tuvo un total de 2300 millones de llamadas y mensajes espiados. Brasil aparece así como una de las prioridades establecidas por los responsables del plan de espionaje. "El tráfico de datos telefónicos y por Internet [provenientes de Brasil] es un blanco prioritario al lado de naciones como China, Rusia, Irán y Paquistán", escribió el diario.
"Lo que hemos visto es suficiente para que consideremos grave esa denuncia de espionaje", dijo Tovar Nunes, vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores brasileño. Nunes afirmó que Brasilia "promoverá en el ámbito multilateral, en foros como las Naciones Unidas, iniciativas para garantizar la seguridad de las informaciones".
El gobierno pidió explicaciones al embajador de Estados Unidos, Thomas Shannon, y ordenó a la embajada brasileña en Washington hacer lo mismo, según informó O Globo.
El líder del partido opositor Socialismo y Libertad, Ivan Valente, dijo: "La soberanía nacional exige un reclamo drástico de la conducta inaceptable e invasora del gobierno estadounidense", y llamó a "las calles" a "execrar y repudiar la actitud de «policía del mundo» de Estados Unidos".
El senador oficialista Eduardo Ferraco, en tanto, dijo que lo publicado ayer revela que está en marcha una "guerra de informaciones cibernética", en la cual Brasil es blanco.
La indignación brasileña fue similar a la demostrada por los gobiernos europeos al conocer que habían sido espiados por la NSA. Snowden, sin embargo, reveló ayer que la mayoría de los gobiernos occidentales cooperan estrechamente con el controvertido programa.
En una entrevista publicada ayer por el semanario alemán Der Spiegel, el ex contratista dijo que los espías de la NSA "trabajan codo a codo con los alemanes y la mayoría de los países occidentales".
Según Snowden, esta cooperación es concebida de tal manera que "proteja a sus dirigentes políticos de la indignación pública", en el caso de que se divulgara "la forma en que violan claramente la vida privada en el mundo".
El ex contratista, que permanece en la zona de tránsito del aeropuerto de Moscú, hasta el momento no comunicó haber tomado ninguna decisión sobre el ofrecimiento de asilo que recibió el viernes de Venezuela.
Tras el incidente diplomático de la semana pasada, en el que varios países europeos le restringieron el uso del espacio aéreo al presidente Evo Morales por sospechar que llevaba a Snowden con él, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, ofreció asilo político a Snowden. Ayer, un vocero del Kremlin instó a Snowden a aceptar la oferta de asilo venezolana. "Venezuela está a la espera de una respuesta de Snowden. Ésta es, quizá, su última oportunidad de recibir asilo político", tuiteó.
Los gobiernos de Bolivia y Nicaragua también se mostraron dispuestos a refugiar al ex contratista, en caso de recibir una solicitud oficial.
Aunque ninguna fuente oficial confirmó la versión, la prensa de Managua publicó ayer una carta de Snowden en las que pide asilo a Nicaragua y admite que teme que Estados Unidos lo condene a prisión perpetua o a pena de muerte si retorna a su país.