El secretario de Comercio Interior acusó a periodistas de Clarín de tener "las manos manchadas con sangre". La situación casi termina en un episodio dificil de entender en un ambiente diplomático. Fue en la embajada norteamiracana.
Día de la Independencia de los Estados Unidos. Evento protocolar y diplomático en la Embajada de los Estados Unidos, pero fiel a su estilo, el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, rompió todos los códigos vigentes y dio un show de bravuconadas.
Moreno fue el último en llegar. No estaba solo. A su lado, su fiel compañera: la escribana Marta Cascales. De la mano, el matrimonio Moreno-Cascales subió las escalinatas de la Embajada. Saludó a los diplomáticos y a los pocos minutos todo se desmadró. La periodista de Clarín, Silvia Naishtat, se acercó para preguntarle sobre la clausura de supermercados por desabastecimiento. Naishtat se presentó, pero Moreno apenas la dejó hablar. El funcionario kirchnerista empezó a levantar el tono, gritándole a la periodista, que había quedado enfrentada a Moreno y su mujer.
Cuando la situación se volvió intolerante para Naishtat, intentó interrumpir el periodista y jefe de la sección política de Clarín, Walter Curia, que le exigió a Moreno que baje el tono y le hable con respeto a una mujer. El secretario de Comercio enloqueció aún más: "Todos ustedes tienen las manos manchadas con sangre", sentenció Moreno, mientras gesticulaba con vehemencia.
"La sorpresa fue la llegada, por la gran escalera, del señor Moreno. Fue todo un revuelo porque nunca va nadie del Gobierno a un evento de estas características. Cuando se terminan de sacar las fotos, me acerco a preguntarle qué estaba pasando con los supermercados", relató Naishtat en diálogo con Radio Ciudad. "El secretario no estaba solo, estaba con un señor. Ahí me dijo que yo era una maleducada y que debía haberle dicho: 'Señor secretario, usted quiere hablar conmigo y entonces yo decido si quiero o no hablar con usted'. Yo no me di cuenta que estaba levantando la voz. Curia, compañero y jefe mio, lo escuchó y le pidió que no levante la voz. Moreno le preguntó quién era, él se presentó y ahí Moreno empezó a gritar más fuerte para que todo el mundo lo esuchase: 'Le voy a decir a la embajadora que todos los periodistas que trabajan para Magnetto están manchados con sangre'", detalló la periodista. "Yo creo que él está alterado y en lugar de tratar de dar una respuesta, sale con una agresión", finalizó
"Moreno perdió cualquier posibilidad de autocontrol. A los gritos, escupiendo saliva -es literal- el funcionario dijo que jamás hablaría con periodistas de este diario y los acusó de tener las 'manos manchadas con sangre'. '¡Decile a la embajadora!', reclamaba Moreno al resto de los presentes, relató Curia en un texto que escribió para Clarín.
"Es oportuno ver que lo que hizo Moreno, contra lo que se cree, no fue únicamente representar un personaje intimidatorio, en busca de un fin político definido, en este caso, desprestigiar a un medio no alineado con el gobierno nacional. Moreno actuó como una persona emocionalmente desequilibrada que intentó degradar a las personas que se dirigieron a él. Los médicos podrían cuestionar que se emplee el término psicópata para describir la conducta de Moreno. Entonces, vayamos al terreno que conocemos. Moreno actuó como un fascista auténtico", agregó Curia.
Luego del episodio, Moreno dio un par de vueltas entre los invitados y se fue. No escuchó el discurso de la embajadora.