Los trastornos adictivos no sólo contemplan el consumo de alguna sustancia psicoactiva, sino también la obsesión por realizar algunas actividades en forma compulsiva.
El licenciado en psicología, Amado Pauletti, de la Clínica de la Familia, explicó que hay actividades que se vuelven una adicción cuando la realización de las mismas implica cambios conductivos en los que la persona siente un irresistible deseo de realizar esa actividad: trabajar, tener sexo, comer, realizar compras, apostar en juegos de azar, etc.
Este tipo de adicciones está dentro de los trastornos obsesivos compulsivos, explicó Pauletti, y remarcó que hay algunos indicios que permiten identificar cuando esa actividad se ha transformado en un trastorno.
Con un trastorno adictivo “la persona siente como una obsesión, se obsesiona en esa actividad, le dedica mucho tiempo y piensa mucho en esa actividad; como lo va hacer y como lo va a ocultar, ya que le da vergüenza y siente culpa de hacerlo”, explicó el psicólogo.
Para llegar a estos casos hay predisposición por ciertos rasgos de personalidad, ya que primero lo hace como un hobbie, y después se hace un hábito cada vez más frecuente. “Hay una primera etapa de luna de miel con la actividad, la persona experimenta una sensación de placer al principio y eso la engancha, y la saca de un malestar emocional”, explicó Pauletti.
Se torna compulsivo cuando la persona lo empieza a ocultar y a sentir vergüenza, y hay un malestar constante, y toda su vida empieza a girar en torno de esa actividad y empieza a tener problemas con su entorno.
Afortunadamente hay tratamientos para este tipo de adicciones. Hay un tratamiento interdisciplinario y con medicación por parte de un psiquiatra. Cada adicción es diferente y compleja, por eso se involucra a la familia, se hacen terapias de grupo, etc.
La clave para superar estas adicciones depende en un 50 por ciento del paciente. Cuando el paciente admite su problema y pide ayuda, está la mitad del tratamiento avanzado.