Si las ajustes cambiarios no se modifican se estima que habrá una retención del 40% para el sector agrario. Además, la baja del precio de la soja, el aumento de los costos y la brecha que existe en el aumento del dólar, suman a los poco incentivos que existen para exportar.
A medida que se pasa el tiempo y se aproximan las elecciones, el conflicto del campo se vuelve mas complejo en todas sus aéreas. Al parecer las retenciones de soja serán de un 40% y los agrarios están esperando el cambio de gobierno para ver si la situación se modifica y se producen políticas para el sector.
En los últimos 12 meses, la inflación supera los privados el 24% pero en la realidad es diferente, quienes se dedican a la producción agrícola-ganadera han visto una fuerte merma en su rentabilidad.
Las economías regionales han ido en desaceleración y la caída de la actividad económica al contar con insumos más caros en dólares y un precio internacional que ha venido perdiendo nivel.
Los datos del ministerio de Agricultura dan cuenta que, hasta ahora, un 56% de la cosecha se ha vendido a exportadores e industriales. Y si bien una parte de esa comercialización podría quedar atrapada en los silos hasta nuevo aviso, es en el restante 44% que los analistas dudan en lo que se hará.
Lo que se produce es que al caer la bolsa, no solo se cae el precio de la soja si no también las retenciones y es ahí donde deben aumentar el precio de la tonelada. Lo que hace que sea más caro es justamente el aumento de las retenciones.
A ese aumento de precios que producen las retenciones, se suma que el dólar blue se encuentra en desestabilidad y eso podría llegar a “adormecer” las ventas de la soja.