Está situada en la plaza detrás de la Casa Rosada, donde antes estaba el Monumento a Cristóbal Colón; la Presidenta dio un discurso de campaña y después agasajó a su colega con una cena.
Cuando se hizo en la plaza sin nombre. Desde ayer, el parque Colón, detrás de la Casa Rosada, dejó sorpresivamente de llamarse así a partir de la inauguración del nuevo Monumento a Juana Azurduy que encabezó Cristina Kirchner con un festival de música y bailes con su par de Bolivia, Evo Morales.
"No tenemos nada contra Colón ni contra nadie. Juana, como muchos otros, Manuel Belgrano o José de San Martín, ganaron la independencia de estos pueblos y Colón ya se había ido. En realidad lo que hicimos fue hacer el justo homenaje a una mujer", resaltó Cristina anoche durante la cena de honor que le ofreció al presidente boliviano, que había donado la escultura.
Durante la firma de acuerdos bilaterales, la Presidenta eligió hacer un discurso de tono electoral que por la noche repitió desde el Museo del Bicentenario.
"La Argentina fue el país que más clase media ha producido en los últimos años", destacó, en un mensaje destinado a conquistar un electorado esquivo frente a los comicios del 9 de agosto.
"Cuando hay inclusión se produce en todos los estamentos", aportó y volvió sobre la idea de intentos de golpe contra su gobierno.
"Acá ha habido algunos intentos, pero nos hemos valido nosotros solitos, y yo solita", sostuvo. Minutos antes, Evo Morales había relatado su asombro por haber cumplido nueve años al frente de la administración de su país después de recordar que en cinco años, antes de su llegada al poder, habían pasado cinco presidentes.
La Presidenta esquivó uno de los temas que había abordado el papa Francisco en su gira reciente por América del Sur cuando ante Evo Morales le exigió a Chile una negociación por la salida al mar para Bolivia.
Sí destacó el rol del jefe del Vaticano en el histórico pedido de perdón que había hecho en nombre de la Iglesia hacia los pueblos originarios.
En tono de campaña, la Presidenta volvió a referirse a la situación interna y recordó que los argentinos habían batido un nuevo récord de consumo de carne.
"Incorporamos millones de consumidores que benefició a la clase media", insistió desde el Salón de las Mujeres del Bicentenario, donde también hay una imagen de Juana Azurduy.
Sorprendida por el parecido del ministro boliviano de Hidrocarburos y Energía, Luis Alberto Sánchez Fernández, con Hugo Chávez, la Presidenta bromeó con que era una suerte de bonsai del fallecido venezolano.
La frase se le escapó durante la firma de los acuerdos, pero estaba el micrófono abierto. Más formalmente, cuando le tocó hablar lo llamó "el pequeño comandante" y dijo estar impactada por el parecido. Él colaboró con una corbata roja que sin duda daba con el physique du role del bolivariano.
Tras las firmas de rigor, los dos presidentes partieron rumbo a "la plaza detrás de la Casa Rosada" (así la bautizó el Gobierno en la convocatoria que hizo a la militancia) para el festival de música y bailes típicos de Bolivia.
Por entre las ferias que se montaron con comida tradicional del altiplano, Cristina y Evo caminaron hasta el monumento de Juana Azurduy, entonces tapado con un lienzo blanco.
La Presidenta, que había resistido una pelea con el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, por la mudanza de Cristóbal Colón, se mostró contenta por el resultado de la obra del artista argentino Andrés Zerneri y ansiosa para mostrarlo, daba saltitos sobre el escenario en la previa de la presentación.
Después le dieron un sombrero típico del Ballet Folklórico Nacional de Bolivia, que se puso para la foto y se lo llevó a su despacho, donde se cambió para la cena de honor en el Museo del Bicentenario con la que agasajó a Evo.
Durante el acto, hubo tono de despedida. "Me duele que sea la última visita oficial. Esperamos seguir trabajando como hasta ahora", le dijo él, no sin recordar su fanatismo por Boca.
"Estoy segura de que se va a seguir logrando la integración", le respondió ella, y prometió no involucrarse en rencillas futboleras porque -contó- ya tenía bastante dentro de su gabinete.
En el lugar principal después de Cristina se sentó esta vez Carlos Zannini, el compañero de fórmula de Daniel Scioli. Sin lugar para las casualidades, anoche el gobernador la acompañaba en la mesa principal durante la cena oficial, sentado al lado de Evo, como señal de continuidad.
TRES AÑOS DE TRABAJO DE 45 PERSONAS
La estatua de Juana Azurduy fue realizada por el escultor Andrés Zerneri y está formada por cuatro piezas que pusieron en pie la obra, de 25 toneladas de peso y nueve metros de altura. El gobierno boliviano fue el que donó la escultura.
La obra tardó tres años en terminarse y trabajaron en ella más de 45 personas. El escultor estudió en persona y a través de videos la perspectiva que permitiera la mejor ubicación de la estatua y decidió que los ventanales del primer piso del Palacio de Gobierno, donde está el Salón Mujeres Argentinas, era el adecuado para la escultura.