Según la medición del Barómetro de la Deuda Social, de la UCA, el 28,7% de la población quedó en 2014 bajo la línea de pobreza; un año antes afectaba al 27,5%; la indigencia también es mayor y alcanza al 6,4%
Desde hace dos años, el Gobierno ocultó los parámetros oficiales para medir cuántos pobres existen en la Argentina. Sin embargo, la Universidad Católica Argentina (UCA) informó ayer que, según su propia medición, la pobreza creció en 2014 y afecta al 28,7 por ciento de la población.
Dos días después de que el papa Francisco -de fuerte ascendencia política en la UCA- finalizó su gira por la región, la casa de estudios decidió finalmente difundir sus indicadores sociales. De acuerdo con esos números, más de un cuarto de los argentinos es pobre. En cifras absolutas, eso significa que alrededor de 11 millones de personas, sobre la base del censo 2010, están en la pobreza. La indigencia también se incrementó y arribó al 6,4% el año pasado (dos millones de argentinos).
Desde la casa de estudios se animaron a pronosticar que los indicadores sociales de este año mostrarán una tendencia similar a los de 2014 o un leve empeoramiento.
La canasta básica alimentaria (CBA) por adulto no oficial, que mide la línea de indigencia, pasó de $ 641 en 2013 a $ 885 un año después. La canasta básica total (CBT), que pone un piso a la pobreza, pasó de $ 1341 en 2013 a $ 1850 en 2014. En el mismo período, una familia tipo pasó de necesitar $ 1982 a precisar $ 2735 para no ser indigente. En tanto, ese grupo familiar requirió $ 4142 en 2013 y $ 5717 un año después para evitar la pobreza. En ese sentido, una persona debió gastar $ 29 por día para poder comer durante un mes.
Ese indicador difiere de los $ 9 diarios que estima el Indec, según una actualización de las canastas realizada sobre la base de la inflación oficial.
Desde fines de 2013, cuando informó un 4,7%, el Indec no difunde los datos oficiales de pobreza. Las justificaciones fueron muchas: Jorge Capitanich afirmó que existían "problemas de empalme" entre series; el actual jefe de Gabinete y candidato a gobernador bonaerense, Aníbal Fernández, dijo que "el Estado no está para contar pobres"; el ministro de Economía, Axel Kicillof, estimó que no publica el número para "no estigmatizar" a los que sufren la pobreza, y el director técnico del Indec, Norberto Itzcovich, sostuvo que "no es fácil medir la pobreza" y señaló que existen 6000 formas diferentes de calcularla, pero el organismo que preside ya no publica ninguno.
Semanas atrás, luego de recibir un premio de manos del director de la FAO, José Graziano da Silva, por combatir el hambre en la Argentina, la presidenta Cristina Kirchner estimó que la pobreza en la Argentina es de menos del 5 por ciento. La Presidenta jugó un rol fundamental en 2011 para que el funcionario de la ONU llegara al puesto directivo que actualmente ocupa. Ese año, él mismo lo admitió en una conferencia de prensa que realizó en Buenos Aires junto al presidente de la Cámara de Diputados y precandidato bonaerense, Julián Domínguez.
A pesar de que el actual jefe de Gabinete indicó que en la Argentina hay menos pobres que en Alemania, la UCA ya calculaba en 2013 una pobreza de 27,5% y una indigencia de 5,4%. En un año, la pobreza subió un 4,74%. En tanto, si los programas sociales oficiales no hubieran pasado de alcanzar al 20,2% de los hogares en 2010 a un 28,6% en 2014, la indigencia se habría duplicado. Según la universidad, todos los indicadores presentados ayer sufrieron un deterioro o se estancaron desde 2012, aunque aún siguen siendo mejores que los que la UCA difundía en 2010.
INFLACIÓN Y DESEMPLEO
"En la última década se dieron mejoras sustantivas en los indicadores sociales", afirmó Agustín Salvia, coordinador e investigador jefe del Programa del Observatorio de la Deuda Social de la UCA en conferencia de prensa. "Pero esa mejora es parcial. Todavía hay un 50% de los hogares en situación de vulnerabilidad de derechos, y entre 2012 y 2014 se registró un empeoramiento de la medición de pobreza medida por ingresos por la alta inflación y la falta de empleo", agregó.
"Hoy no hay estadísticas oficiales confiables y transparentes", criticó y completó: "Es importante que el Estado fije un parámetro para medir la pobreza y eliminar la actual debilidad institucional. Las mediciones por ingreso son un recurso metodológico débil, pero que es necesario considerar".
El comentario sobre la metodología de medición no fue inocente. El Gobierno critica la medición por ingresos -la misma que publicó hasta 2013, incluso después de la intervención de la EPH en 2007- porque estima que no es la que usan las instituciones estadísticas modernas. Por eso, la UCA publicó ayer tres tipos de indicadores de pobreza: una medición directa (por necesidades básicas insatisfechas e inseguridad alimentaria), por canastas e ingresos y uno multidimensional.
Casi todos esos números muestran rojos. Uno llama la atención: más allá de las tasas chinas de crecimiento a lo largo de la última década, según pregona el Gobierno, en casi un millón de hogares sufrieron el hambre durante el año pasado.