Miguel Fariña Bernal tiene 72 años, estuvo casado durante 45, lleva más de uno y medio de viudo, y acaba de ser ordenado sacerdote. En 2013, según contó, sintió el llamado de Dios. Pero la historia completa comenzó hace 50 años, cuando empezó el seminario para ser sacerdote en Asunción, Paraguay, cerca de Caacupé, donde nació. En ese entonces, su papá se exilió en la Argentina por la dictadura del general Alfredo Stroessner, que duró desde 1954 hasta 1989. Miguel permaneció en su tierra, junto con su mamá y dos hermanos, hasta que no aguantaron más: "Vimos que la situación en Paraguay se hacía más difícil. Entonces decidimos huir con mi padre para vivir como una familia", contó a la agencia de noticias ACI Prensa.

Se instalaron en la provincia de Corrientes, cerca de la frontera con Paraguay, y Miguel retomó sus estudios religiosos, que lo llevaron más tarde a instalarse en Paraná, donde permaneció un año, justo antes de atravesar una crisis vocacional que, en 1966, lo trajo a vivir a Buenos Aires. Se inscribió en la Facultad de Teología de Villa Devoto, una alternativa al sacerdocio: "Seguí completando mis estudios teológicos porque me apasionaba el tema". Se unió a un grupo de trabajadores migrantes paraguayos y a la Juventud Obrera Cristiana (JOC): "Trabajé durante 30 años en la Comisión Pastoral Migratoria de Argentina -contó-, que ahora es la Comisión Católica Argentina de Migración, y trabaja con todos los países; toda una vida de militancia".

Y encontró el amor. Juanita Romero García era trabajadora doméstica durante los 70, y compartía un círculo de amistades con Miguel. "Era una mujer de fe grande, muy sencilla, piadosa, humilde y natural. La querían mucho en nuestro barrio, le gustaba cuidar las plantas y era muy sabia", recordó. "En nuestro matrimonio éramos una sola persona", contó Miguel, por eso se sintió devastado cuando falleció debido a un cáncer en 2013. Incluso sufrió un infarto. Pero lejos de entregarse al dolor fue por más: "Ven y sígueme, escuché en mi interior, y entendí que era una voz, el llamado a dedicar mi vida a Cristo, así como ella fue llamada para ir a la casa del Padre". Miguel le contó a su hija que pensaba retomar sus estudios para sacerdote y cumplió. Obispos de Buenos Aires, incluyendo al ex cardenal Bergoglio celebraron su decisión; conocen a Miguel desde sus años en el Equipo Pastoral Paraguayo (EPA). El 30 de mayo, fecha de nacimiento de Juanita, se ordenó en la Iglesia Virgen de los Milagros de Caacupé, donde están las cenizas de quien fue su esposa: "Fue muy emotivo porque había mucha gente que nos conoció como matrimonio. Supe que todas estas coincidencias tienen una fuerte trascendencia, es como la reafirmación de mi vocación", contó.

A su ordenación asistieron cinco obispos, diez sacerdotes y miembros de varias organizaciones políticas, sociales y culturales. Entre ellos, Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz argentino, y Carlos Custer, que fue embajador argentino en el Vaticano. Al día siguiente, el padre Fariña Bernal celebró su primera misa: "Tantas cosas han pasado que todavía las sigo asimilando. La ordenación fue una alegría en medio del dolor". Fue designado a la diócesis de San Juan Bautista de las Misiones, en Paraguay, donde arribará dentro de poco.