Algunas personas acusan dolor de estómago, cansancio, dolor de cabeza o incluso náuseas en época de exámenes.
Los responsables de estos síntomas no son otros que los exámenes al manifestarse fisiológicamente debido a la ansiedad que nos producen. Para sobrellevarlo, expertos de la Universidad de Salamanca (España) plantean una serie de consejos para evitar que perdamos atención y concentración en esta época.
Sentir algo de ansiedad es normal pero si esto nos lleva a la pérdida de autocontrol durante el estudio se vuelve un problema. La ansiedad nos lleva a comer demasiado o todo lo contrario, a morderse las uñas o incluso a acentuar tics nerviosos como tocarse el pelo o mover las piernas de forma incontrolada. Esto es, cuando la ansiedad se vuelve irracional. La ansiedad irracional (a causa de una activación excesiva del sistema nervioso simpático) provoca preocupación excesiva y de forma constante. Los más afectados suelen ser los perfeccionistas y más exigentes con sus notas. Duermen mal, se muestran irritables, no rinden lo suficiente durante el día y los pensamientos que se agolpan en su cabeza suelen ser negativos.
¿Cómo vencer la ansiedad? Los expertos recomiendan dos técnicas fisiológicas y tres cognitivas:
Respiración controlada: Controlar la respiración, ya sea de forma completa o profunda es lo primero que debemos practicar. A base de entrenamiento conseguiremos aprender a respirar adecuadamente y conseguir relajarnos.
Relajación progresiva: Este tipo de relajación que consiste en tensar y soltar ciertos grupos de músculos consigue activar el sistema nervioso parasimpático. Así, aplicando una tensión inicial en los músculos permite que posteriormente alcancen un nivel mayor de relajación al soltarlos, lo que conduce a un estado de relajación más acentuado, ideal para combatir la ansiedad.
Rastrear nuestros pensamientos: ¿Cuál es ese pensamiento que nos perturba y nos impide rendir adecuadamente? Tenemos que ser capaces de localizar esos pensamientos que nos llevan a pensar que nos vamos a ser capaces de superar la prueba.
Desmontar los mensajes negativos: Una vez localizado el pensamiento del tipo “Este examen va a ser muy complicado de aprobar”, tenemos que cuestionarnos el mensaje y pensar si nos resulta útil o no pensar de esta forma. Así, discutiendo nuestros propios mensajes podremos llegar a un pensamiento alternativo neutral que no nos provoque ansiedad. Por ejemplo, “No tengo ni idea de cómo será el examen, así que... ¡a estudiar!”.
Detener los pensamientos negativos: Una vez que hemos localizado uno de esos pensamientos negativos tenemos que pasar a la siguiente fase: paralizar por completo cualquier frase negativa y sustituirla por una positiva o al menos neutral.