Matías Erroz y Juan Pablo Milana iniciaron el ascenso al K2, de 8611 metros, el segundo más alto del mundo.
Mientras hoy la mayoría de la gente emprende su día normalmente, dos argentinos se encuentran en este momento rumbo a una de las cumbres más inaccesibles del planeta.
El marplatense Matías Erroz y el sanjuanino Juan Pablo Milana buscarán alcanzar la cima del monte K2, de 8611 metros, la segunda más alta del mundo y, sin duda, el desafío de mayor dificultad que pueda encararse en este deporte. Sólo un argentino, Sebastián de la Cruz, el "Maradona" del montañismo local, logró, en 1994, clavar la bandera en la cumbre de esta montaña indómita.
La expedición de Erroz y Milana comenzó hace dos días con su arribo a Paquistán, desde donde realizarán la aproximación a la cadena del Himalaya para emprender la aventura. El K2 es conocido como la montaña más salvaje, debido a las dificultades que representa su ascensión. También porque es la segunda en porcentaje de fatalidades entre los "ochomiles" -todas las montañas de 8000 metros de altura-. "Riesgos hay siempre, sólo hay que hacer las cosas bien y ser paciente para esperar la ventana del buen tiempo, y lo más importante es conocer hasta dónde uno puede llegar", expresó Erroz, más conocido como "Matoco", antes de emprender el viaje. En 2011, este andinista nacido a la orilla del mar fue uno de los argentinos que participaron de la expedición que hizo cumbre en el Everest junto a los hermanos Willie y Damián Benegas. "Esta cumbre -por el K2- no tiene barrera política; es una montaña que es importante para cualquier escalador del mundo... Para el montañismo argentino es muy importante porque no son montañas comunes del circuito comercial de las grandes empresas que organizan ascensiones a los ochomiles... al K2 no van las empresas... y eso significa que no hay cuerdas fijas, lo cual representa un desafío deportivo y físico muy alto", explicó Matoco, que tampoco contará con la asistencia de oxígeno artificial. "Llevamos una botella para un caso de emergencia", aclaró.
La idea de la expedición es realizar la ascensión por la ruta italiana del Espolón de los Abruzos, que incluye cuatro campamentos antes de intentar la cumbre. A partir de los 8300 metros, la cosa se pone muy dura, imposible para cualquier humano normal. "Tenemos 45 días para subir y bajar; tenemos que mantener toda la atención porque cualquier descuido lo podés pagar caro; la exposición es brutal y allá no hay nadie que te pueda ayudar... el desafío es lograrlo sin perder nada en el camino", confiesa este montañista de 38 años, que hoy es uno de los más reconocidos del país a nivel mundial.
El monte K2 está ubicado entre Paquistán y China. Los primeros en alcanzar su cima fueron Chille Compañón y Lino Lacedelli, en 1954, en una expedición italiana al mando de Ardito Desio por el Espolón de los Abruzos. A lo largo de la historia, el K2 se transformó en una montaña mística, cargada de misterio y peligros. Libros, documentales, películas y todo tipo de leyendas rodean a esta montaña catalogada como la más "salvaje". "El K2 estuvo siempre en mi cabeza, como un anhelo que nunca iba a llegar. Es la segunda más alta del mundo y una de las más difíciles: creo que son dos buenas razones para ir", dijo Matoco.