El productor en Argentina debe vender la mercadería en el peor momento para poder cancelar sus obligaciones que en la mayoría de los casos son con vencimientos pactados a la hora de recolectar la cosecha.
Hoy después de dos años con excelentes producciones en el mundo que permitieron recomponer los stocks y una demanda por debajo de la oferta, un tipo de cambio atrasado en nuestro país, y la presión de la generada por necesidades financieras o de logística hacen que los granos no muestren señales de mejora en el corto plazo.
En esta época del año donde se concentra la mayor cantidad de operaciones y en presencia de rindes superiores a los esperados los puertos hacen denodados esfuerzos para poder recibir la mercadería y no siempre lo logran, penalizando en consecuencia los precios para desalentar la entrega.
Si lo analizamos desde el punto de vista financiero hoy se debe entregar mayor cantidad de granos para pagar las mismas deudas que años anteriores por idéntica cantidad de insumos, esto se debe en primer lugar a la caída de los precios internacionales de los granos dentro de los “fundamentals” externos. Con respecto a factores internos: las deudas en moneda local provocaron que los costos en pesos subieron por encima de la devaluación del tipo de cambio, por ende las ventas para cancelar estos compromisos también son mayores.
Los productores hacen lo imposible por retener la mercadería pensando que problemas en el hemisferio norte pueden hacer que los precios mejoren tanto en Estados Unidos como en Argentina. Sin embargo mientras persistan los ROEs (Registros de Operaciones de Exportación) esta situación se materializa solo con la soja que no tiene mayores restricciones para la exportación, paradójicamente este es el grano que cualquier gobierno demorará mas en bajar o sacar las retenciones.
Los problemas climáticos que pueden afectar al mercado son una sequia en el hemisferio norte que demore las siembras o excesos hídricos que la impidan, lo primero que se reduce son las hectáreas de maíz, que luego esas mismas hectáreas son implantadas con soja incrementando la superficie de la oleaginosa en detrimento del cereal.
En consecuencia solo una sequia persistente que afecte el llenado de granos, o inundaciones generalizadas puede provocar subas en la soja. De lo contrario los movimientos serán de los precios serán solo ajustes.
El maíz hoy debería mostrarse más sensible a los bajos precios, sin embargo le cuesta recuperarse de las noticias fundamentales, buenas producciones y disminución de demanda por bajos precios del petróleo que desalientan la elaboración de biocombustibles, y la gripe aviar pesan, en consecuencia disminuyendo las cotizaciones del cereal.
La premisa que “la mejor solución para los precios bajos son los precios bajos” se empieza a poner en duda. La pregunta es ¿a estos valores se completarán las hectáreas estimadas en el hemisferios norte?. ¿Se reducirá la oferta para la 2015/2016?.
En Argentina las esperanzas reposan en que el nuevo gobierno devalúe la moneda para corregir el tipo de cambio, o saque las retenciones, o al menos las reduzca, o un mix de todas estas medidas que son mejoras potenciales para los flacos números de los Resultados económicos de los productores en la presente campaña.
Tendremos que estar atentos a los tiempos del mercado ahora que entramos en el “mercado climático americano”, donde la volatilidad siempre está presente y puede ayudarnos a mejorar nuestros precios de venta de los granos.