Jorge Ramos, abuelo del nene trasplantado del corazón, dijo que la recaída sorprendió a todos, pero según los médicos no se relaciona con la intervención. "Hay que esperar 72 horas, está en manos de Dios", señaló
"Fue algo imprevisto, sorprendió a todos. Nos golpeó mucho, pero los médicos nos informaron que el episodio no tiene nada que ver con el trasplante”, sostuvo esta mañana Jorge Ramos, el abuelo de Renzo, el niño trasplantado del corazón el primer fin de semana de junio en el Hospital Juan P. Garrahan, que en la madrugada de ayer sufrió un paro cardíaco.
“Ojalá no sea más que otro capricho de Renzo", expresó Ramos, e informó que el bebé continúa en terapia intensiva pero evoluciona lentamente.
"Ayer estuvo gravísimo, pero después del momento vivido no quedaron secuelas en su organismo. Hay que esperar estas 72 horas, y no dejar de confiar en Dios”, señaló en Radio Dos.
Según informaron los médicos a la familia del nene, “el episodio no está encuadrado como rechazo”, por lo que el equipo profesional del Garrahan trata ahora de “analizar qué pasó”. Por lo pronto, pidieron que tengan calma dos o tres días, tiempo que durarán los controles intensivos para conocer los motivos de esta situación clínica.
Ramos contó que “tuvo una arritmia y después un paro”, que nadie esperaba porque se encontraba en buen estado la noche anterior. “Comió bien, estuvo con la abuela y la mamá, también habló por teléfono con el papá; a eso de las 4 de la mañana de golpe sonó la alarma por la arritmia y después el paro”, dijo. Y agregó que el trabajo de los médicos -de unos diez minutos- fue “de una, en forma magistral”.
El abuelo señaló también que el pequeño “vuelve a estar entubado y sedado”. Además, sostuvo que pasó una noche “tranquila”, que no tuvo convulsiones y que su corazón funciona bien, con presión. “Ya está recuperando el color”, añadió.
“Está en manos de Dios. La vida de Renzo ha sido un milagro, escapa a los parámetros normales”, analizó Jorge.
El niño de 2 años fue trasplantado el primer fin de semana de junio en una intervención que se prolongó durante 14 horas en el Hospital Juan P. Garrahan.
En esa oportunidad fue sometido a un trasplante a raíz de una enfermedad cardíaca que se le detectó antes de nacer que le impedía el desarrollo del miocardio, por lo que el músculo cardíaco no tenía fuerza para bombear sangre y oxigenar el resto del cuerpo.
El trastorno había obligado a conectarle un corazón artificial en octubre de 2012.