Más malos que nunca. Germán Martitegui, Christophe Krywonis y Donato de Santis , jurados de MasterChef , volvieron a hacer de las suyas en el primer envío de la segunda temporada del reality de cocina que emite Telefé.

Con 50 aspirantes a quedarse con alguno de los 28 delantales que entrarán en competencia, el certamen dejó varias perlitas en su debut. Una de ellas fue la presión que el implacable tribunal ejerció sobre Alejo, un joven que preparó sorrentinos negros de langostinos con ricota y parmesano. "No te creo nada cuando me hablás", lo interpelaba el chef francés, mientras él intentaba responder las preguntas que le hacían y, en simultáneo, emplatar. De todos modos, pese a las críticas que recibió, consiguió pasar a la siguiente etapa.

También hubo lugar para la emoción: Francisco, un carpintero que disfruta de cocinar, preparó un plato con tradición familiar: un estofado de porotos y pasta. Y, tras entonar una zamba, consiguió conmover al grupo de consagrados, que le dio un pase directo a la competencia. ¿Será uno de los favoritos de esta edición?

 

Otro concursante que llamó la atención del jurado fue César, quien se lanzó a realizar una tempura de langostinos con ensalada de rúcula y frutillas, y presentó un "talento" adicional: "cantar" las recetas que prepara. Como se imaginarán, el jurado no demostró simpatía alguna hacia su ocurrencia, y recibió su "arte" con cara de pocos amigos. Finalmente, su plato fue rechazado con varias críticas negativas -"¿Te das cuenta de que fue pésimo el plato, no?", disparó Krywonis-, y el muchacho terminó afuera.

"Esto es un perfecto ejemplo de que los que vienen acá no tienen qué hacer; es un exceso de todo", apuntó Donato mirándolo a Pedro, otro aspirante que fue sacado de patitas a la calle tras presentar un filet de merluza al roquefort con papines andinos que no cumplió con los estándares exigidos por el tribunal gastronómico. ¡Cuánta maldad!
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