Por estos días, Marcela Tauro tiene una agenda muy ocupada, más de lo habitual. Múltiples trabajos, en tele y en radio, acaba de sacar el libro "La espiritualidad y los famosos" y, además, se está entrenando para participar de "Bailando por un sueño 2015". Quisimos juntarnos con ella varias veces para hacer la entrevista, pero fue imposible. Ella iba y venía, de un lado a otro, sin respiro. Se disculpó por no poder recibirnos y terminamos coordinando la charla por whatsapp [¡tiempos modernos que le dicen!]. Finalmente, pudimos arreglar un tiempo para que nos atendiera telefónicamente y, así, desde su casa, mientras desayunaba, habló conPersonajes.tv. Amable, abierta, espontánea y relajada, charlamos de todo. Marcela se ríe mucho y fuerte y no se ahorra confesiones.

- ¿Cómo fue tu transformación espiritual cuando tu vida y la de tu hijo corrieron peligro por el síndrome de Hellp [una complicación obstétrica severa]?

- Yo ya venía con todo el tema espiritual, pero tener contacto con tu muerte y la del nene, te cambia los valores y te hace un clic. A partir de ahí, sentí muchas cosas y una vez que salí de todo eso me puse a pensar en cómo superarlo. Desde ya, dando las gracias, y también buscando otras herramientas. Inclusive, pensé que lo tenía superado, pero me di cuenta que no. No pude leer el capítulo que escribí de él porque se me venían las imágenes terribles que viví y esto antes no me pasaba.

- ¿Escribirlo te movilizó nuevamente todo?

- Si, aunque también fue una forma de hacer catarsis, pero leerlo hizo que volvieran a mi cabeza todas las situaciones... el cableado, la incubadora, fue impresionante. Aún no lo supero porque es una marca muy fuerte. No hice terapia, ni tampoco el duelo o no duelo, como sea, porque cuando salí puse toda mi fuerza en dedicarme a cuidar a Juanu (nació prematuro, sietemesino, con 1.850 kg y estuvo internado 45 días, ella 20), que estaba muy delicado. Así fue el primer año, hasta que volví a trabajar.

- ¿Te pareció fuerte que no estuviera permitido que te quedaras con él durante su internación?

- Sí, me pareció terrible y eso era un poco lo que quería transmitir con el libro. Tengo entendido que en otros países no es así. La evolución de los bebés sería mucho mejor con la madre al lado, quedarse durmiendo, sostenerlo, hablarle. Hay bebés que están más de seis meses en neonatología y, entre otras cosas, termina siendo un desgaste para la madre, por la preocupación de ver a tu hijo que no mejora, ir, venir, la licencia que se vence, dar el pecho.

- ¿Y cómo sentís toda la movida del colecho?

- Yo aprendí en neonatología que el contacto con el bebé es fundamental, cuanto más lo tengas a upa, lo abraces, más amor y contacto físico le des, más mejora. Igualmente, creo que cada uno cría a su hijo como quiere. Yo, será por el trauma que viví, pero cuanto más contacto y más amor, mejor. Por ejemplo, si Juanu se pasa a mi cama me encanta y creo que es una forma de amor. Ahora está más grande y no lo hace, pero todavía a veces viene a ver películas conmigo.

- ¿Sentís que compartís algo con la mirada de Viviana Canosa, que escribió un libro de autoayuda?

- No sé, porque no leí su libro. A mí la editorial me pidió que lo escribiera porque me escuchaban en la radio hablar del padre Ignacio y también por el libro de Viviana, el primero supongo. Yo te digo lo que me manifestaron a mí. Pero las nuestras, son dos historias completamente diferentes.

- ¿Creés que con tu libro podés ayudar a otras personas?

- La palabra ayuda es muy fuerte, pero ojalá. En el libro está lo que hago, las herramientas que a mi me ayudaron y me hicieron bien y hasta lo que me parece una chantada. Tienen que ver con lo que soy. A la salida del canal o de la radio, desde hace años, la gente me espera y yo los escucho e intento transmitirles lo me sirvió.

- El prólogo del libro lo hizo Marcelo Polino, que es muy amigo tuyo, ¿tenés otros amigos del medio?

- Mis amigos son Poli, Rinaldi y la gente con la que laburo hace muchos años y compartieron muchas cosas de mi vida, y, por ejemplo, me acompañaron en lo de Juanu, en los momentos difíciles y en los buenos. Jorge también es un amigo porque aunque no vaya a cenar puedo charlar un montón de cosas. Eduardo Feinmann es un tipo que es amigo mío porque lo conozco desde que estaba embarazada y algunas veces vamos a comer, le consulto cosas y ha estado en momentos clave, e inclusive él es de consultarme cosas a mí también. Además, están mis amigos de todo la vida. El medio es un trabajo. Gracias a dios tengo una familia bárbara que me baja a tierra todo el tiempo, y como estoy mucho en el aire trato de salir con gente con la cual no tenga que hablar todo el tiempo de laburo.

- Hablando de amigos, ¿cómo estás con Luis Ventura?

- Actualmente no tengo relación con Luis. Tuvimos ese episodio, en el que yo le dije lo que pensaba y después me di cuenta que él estaba enojado conmigo cuando cruzó un día de calle. Yo no tengo ningún problema con Luis, no estoy enojada, ni dejé de quererlo. Entiendo que se molestó conmigo, era más fácil molestarse conmigo, también. Yo igual en eso tengo fe, porque sé que en algún momento nos tomaremos un café. Para mí era una persona importante y el cariño no se va. Entiendo que hay tiempos para todo y que no fue fácil el año que pasó. Por ahí hay que dejar calmar un poquito, pero yo no tengo ningún problema.

- Vas a ir al Bailando... ¿por qué aceptaste?

-Sí, (risas), quería el desafío, me parece un mensaje para la gente: ´mirá esta mina grande, separada, con un hijo...´ No sé, los sueños se dan, a esta edad te llaman y no es todo solamente para pendejas, a determinada edad también se puede. Además, ya me habían llamado dos años seguidos y el canal no me dejaba y ahora rompí tanto... dije que si no lo hago ahora no lo hago más.

- ¿Y cómo vas?

- Cansada pero con muchas pilas. Me lo voy a tomar lo mejor posible, no bailo bien, sé todas mis limitaciones pero vamos a ver cómo nos va.

- ¿Cómo conviven la Marcela espiritual con la que va a ir al medio del lío mediático en el "Bailando"?

- Lo manejaré como pueda. Yo en el libro aclaro que la espiritualidad es un camino, no es que yo ya soy la Madre Teresa o Indra Devi porque sino no podría ser compatible el laburo que hago. Es decir, es un camino y también hay una cosa, yo soy muy sincera y directa con todo, si me pasa me va a pasar, y sino voy a tratar de no enojarme. Una de las cosas que tengo que aprender en esta vida es a no enojarme tanto, ni a ser tan impulsiva, y trato de hacerlo, a veces lo aprendo, lo domino, y a veces no, me salta la ariana y pum.

- ¿Chimentos vs. espiritualidad tampoco te hace ruido?

- No, no me dedico a la espiritualidad, me dedico a los chimentos y estoy buscando mi camino espiritual. No voy a vivir de los libros de espiritualidad. Sin embargo, me sale querer ayudar a la gente cuando la veo mal y le doy lo que a mí me sirvió. No sé porqué me sale, pero me pasa.

- ¿Cuál es tu límite para contar un chimento?

- Hoy, ya estoy más tranquila, de chica era más kamikaze. Antes no tomaba noción y he lastimado mucho, pero aprendí, pedí disculpas y no se me cayeron los anillos por eso. Este medio es bastante complicado y también hay que saber pedir perdón. Eso es parte de la espiritualidad.

- ¿Cómo estás en lo afectivo?

- Estoy sola, bien, en una etapa muy buena. Es un año con tantas cosas, que me tengo que ordenar los horarios, mi hijo. En algún momento, sí me gustaría encontrar un compañero...
- ¡Tinelli te va a buscar novio!...

-(Risas) ¡Y puede ser! No sé qué hará, no tengo idea. Espero que no sea nadie del medio, quiero alguien que me baje a tierra si no empiezan a competir los egos.

- Plantar un árbol, tener un hijo, escribir un libro…. ¿algo que te quede pendiente?

- No, me siento agradecida.

- ¿Y un sueño?

- En un futuro, encontrar un hombre con quien terminar mis días y que quiera a mi hijo, eso me gustaría. Me parece que es la asignatura pendiente, enamorarme.

La Nación