Tres ecuatorianos recorren Quito con un ‘spray’ para corregir los errores de los grafitis.
Se autodefinen como “héroes anónimos combatiendo el vandalismo ortográfico”. Son tres treintañeros. Dos de ellos son diseñadores gráficos y el otro es abogado ambientalista. Y los tres, hastiados de los horrores ortográficos en los grafitis, decidieron actuar. Se armaron de un spray rojo para resaltar las correcciones y escogieron trabajar de noche, conscientes de que pintar las paredes no está permitido en Quito. Como muestra de su paso dejan siempre su impronta hecha con un stencil: Acción Ortográfica Quito.
Ya han perdido la cuenta de las intervenciones que han hecho. Empezaron en noviembre pasado, en el barrio que más frecuentan los tres: la Floresta, al norte de la urbe. Luego fueron a otros sectores, siguiendo el rastro de los grafitis mal escritos.
Uno de estos activistas del buen uso del idioma cuenta que no se percataron de la virilización de su acción. “La gente había estado tomando fotos de las correcciones que habíamos hecho y tuiteando, pero para nosotros solo era un pasatiempo, era jugar con el arte urbano. Nos parecía una ironía poner orden en una cosa anárquica como es el grafiti”.
Añade que les han felicitado personas de todo el mundo, muchas de ellas profesores de gramática, pero que les ha llamado la atención que la gente en España se toma muy en serio su idea. “Nos tratan como si fuéramos el brazo armado de la Real Academia Española (RAE)”, bromea.
Ahora que los chicos saben que su idea atrae a los medios con tirón mediático, quieren iniciar una campaña global para rescatar el castellano. Frente a esto, la Academia Ecuatoriana de la Lengua (AEL) se queda con los dientes largos. “No sabía que esto sucedía”, responde su directora, Susana Cordero, al ser consultada sobre el particular. La académica, sin embargo, valora la acción ortográfica como “estupenda”.
Cordero añade que en Ecuador el insulto a la lengua castellana no solo está en las paredes y menciona que la publicidad deja mucho que desear. “He visto que ponen vayas disponibles, no sé si lo hacen para llamar la atención. Hay errores de ese tipo por todo lado, falta de puntuación, abuso de mayúsculas (...) Esto es como una plaga”, se lamenta la experta en castellano.
Los activistas de Acción Ortográfica Quito, en cambio, tienen trabajo de sobra; como se han visto cortos de paredes han empezado una campaña en redes para pedir que se reporten más grafitis mal escritos. Además, ahora tienen en mente el muro de una iglesia donde los fieles han expresado su gratitud a Dios: “Gracias diocito por tus vendiciones”, se lee en la pared.
La lupa de la brigada ortográfica también está en las redes sociales. Su acción más provocadora es la corrección de un tuit del presidente Rafael Correa, al que le faltaban tildes y signos de interrogación. Pero ante la situación polarizada del país, uno de los chicos explica que no son políticos. “Queremos que se tomen las correcciones con humor”, insiste.
Los correctores clandestinos seguirán trabajando por la noche, porque temen ser descubiertos. La ley indica cárcel de una semana o el pago de una multa y repintar la pared agraviada. Pero hasta ahora nadie los busca por vandalismo y como ellos dicen “el vandalismo ya está hecho”. La dueña de la casa donde se hizo la primera intervención tenía intenciones de borrar el grafiti mal escrito, como ha hecho antes con otros similares, pero celebra la corrección de los activistas, tanto que decidió dejar su pared tal cual.