Orden, método, anuncio de planes con objetivos y no más referencias públicas diarias sobre todos los temas. Y siempre traje y corbata. Con ese estilo de trabajo, y mensajes explícitos sobre la forma de encarar el mandato, el presidente uruguayo, Tabaré Vázquez, marcó un contraste significativo con su antecesor José Mujica en su primera semana en el cargo.

"Mujica y Vázquez son como esas parejas de muchos años que se llevan como perro y gato, pero que se necesitan mutuamente", señaló a LA NACION el politólogo Luis Eduardo González, que agregó que ese juego, aunque no sea coordinado, beneficia a la coalición oficialista Frente Amplio (FA), porque le da bases en electorados diferentes.

Los mensajes públicos de la administración de Tabaré golpearon a Mujica. El presidente lo dijo con todas las letras: lo político queda supeditado a lo jurídico y no hay espacio para excusas. "Dentro de la Constitución y la ley, todo, y fuera de ellas, nada."

Tabaré remarcó que cuando él haga un anuncio será para llevarlo a cabo y no para corregirlo más tarde. "Como te digo una cosa, te digo una cosa", dijo Tabaré, en clara alusión a la célebre frase que le adjudican a Mujica ("Como te digo una cosa, te digo la otra").

Y aunque el dirigente tupamaro aclaró que no dijo así aquella frase, sus cambios de parecer sobre los temas de agenda habían convertido aquella expresión en una marca registrada del ya ex presidente uruguayo.

Mujica fue criticado por la cantidad de leyes que fueron declaradas inconstitucionales y porque al apoyar el ingreso de Venezuela al Mercosur había justificado la forma de hacerlo por una interpretación especial del tratado fundacional del bloque, con el argumento de que "lo político superaba lo jurídico".

El nuevo canciller, Rodolfo Nin Novoa, que en el primer gobierno de Tabaré había sido vicepresidente, marcó diferencias con Mujica. "Un país como Uruguay, en su acción internacional, no debe caer en la tentación de privilegiar la política sobre el derecho, de contraponer política con comercio. O en afirmar sólo vínculos o sociedades estratégicas con países que tengan gobiernos con afinidad ideológica", dijo Nin Novoa. El canciller es un político de extrema confianza de Tabaré.

Pero para la opinión pública fueron más determinantes aún las intervenciones de Mujica en televisión. El ex presidente aparecía todos los días, hablaba sobre todos los temas, y más de una vez por día. Aparecía comiendo en un bar, en la calle conversando con un desconocido, o en distintos actos. Aún lo hace, pero ya no como presidente.

Tabaré previno a los periodistas de que no lo esperen para tener un contacto con él, porque cuando él quiera hablar para hacer algún anuncio les avisará antes. Y aclaró también que él cree que un presidente no puede hablar cada día y sobre cualquier tema, porque cuando lo hace involucra al país que representa.

RELACIONES

El cambio de formas no es sólo para el presidente, sino que se percibe en todo el gabinete. Tabaré habló sobre la conveniencia de que los funcionarios públicos usen vestimenta formal.

Otro cambio fue en la relación con la oposición. Mujica trató de tener buen diálogo, pero el tono de sus expresiones varias veces generó fuertes conflictos, como el fin de semana pasado. En un acto para apoyar a su esposa, la senadora Lucía Topolansky, que se presenta como candidata para gobernar Montevideo, Mujica dijo que la oferta electoral de la oposición es "impresentable".

En cambio, Tabaré invitó a senadores y diputados de los partidos opositores a reunirse con él y sus ministros, a fin de presentarles proyectos de ley antes de remitirlos al Parlamento.

Mujica no ocultó su malestar con los cuestionamientos recibidos, asumió su banca en el Senado y recorre el país con más de un acto partidario por día. No renuncia al protagonismo.