Asumió la presidencia por segunda vez; Boudou, abucheado.
Con una enérgica reivindicación del apego a la Constitución y un llamado al diálogo y a la unidad nacional por encima de las diferencias partidarias, Tabaré Vázquez asumió ayer por segunda vez la presidencia de Uruguay.
En su discurso ante el Parlamento, dijo que la lucha contra la inflación será una de sus prioridades y presentó un plan de reformas, recuperación de infraestructura y mejoras en salud y educación.
Presidentes de toda la región asistieron a la ceremonia, que además marcó los 30 años de democracia ininterrumpida en Uruguay. El representante de la Argentina fue el vicepresidente Amado Boudou, que fue abucheado cuando saludó a Tabaré. El nuevo vicepresidente uruguayo, Raúl Sendic, lamentó la ausencia de Cristina Kirchner y dijo que "quizás es la señal más preocupante" de ayer.
Tabaré tomó distancia de su antecesor, José Mujica. Dijo que estudiará los efectos de planes como el refugio a familias sirias y ex presos de Guantánamo, y proclamó que la primera "seña de identidad" de su gobierno será el "respeto absoluto de la Constitución".
Los uruguayos vivieron una fiesta democrática al cumplirse el séptimo cambio de mando presidencial con jefes de Estado elegidos por el pueblo y sin interrupción alguna. Todos los presidentes de la democracia -representantes de los tres principales partidos políticos- estuvieron presentes en los actos de ayer. Y el apretado abrazo que antes de las ceremonias se dieron en el Palacio Legislativo Tabaré con el senador blanco Luis Lacalle Pou fue toda una síntesis del clima de la asunción.
Tabaré, de 75 años, mostró diferencias significativas con Mujica. En primer lugar, por su aspecto. Por la mañana y por la tarde se mostró con estricto traje y corbata, y además requirió por escrito a su gabinete que acudiera al acto con vestimenta formal. Pero también marcó distancia en sus discursos y presentaciones, en lo que insistió en cuestiones de formalidad, modernidad, rigor y establecimiento de planes con metas.
"Respeto absoluto a la Constitución, porque dentro de la Constitución y la ley, todo; pero fuera de ellas, nada", dijo anoche Tabaré en un mensaje por cadena nacional.
Mujica terminó su gobierno enfrentado al Poder Judicial, con severas críticas a los magistrados, y con un diferendo salarial originado por error en la primera ley presupuestal y agravado por leyes en las que quiso corregir el problema, pero que cayeron por inconstitucionales.
Tabaré, a quien dentro del Frente Amplio cuestionaban hace un año porque estaba "viejo" y había perdido sus reflejos políticos, se mostró anoche con un manejo moderno de presentación televisiva, con escenografía virtual, cambios de postura hacia la cámara, un estilo inédito para la comunicación presidencial.En las redes sociales se comprobaba anoche la sorpresa que generaba esa presentación detallada de medidas para cada área.
Junto a Tabaré, Raúl Sendic, el hijo del fundador de la guerrilla tupamara, llegó a la vicepresidencia de la república. Es un dirigente joven que conduce un nuevo grupo frenteamplista que arranca con una bancada legislativa importante (tres votos en el Senado y seis diputados), y al que ya se percibe en la carrera presidencial para 2019.
Ambos comenzaron temprano la jornada en la zona del Prado, y con sus familias se dirigieron al Parlamento.Frente a la Asamblea Legislativa, la senadora Lucía Topolansky, esposa del presidente saliente y candidata al gobierno de Montevideo para las elecciones de mayo, fue la encargada de tomar el juramento.
Después de promete cumplir con la Constitución, Tabaré comenzó su discurso con un saludo a los 30 años ininterrumpidos de democracia, con mención especial al ex presidente Julio María Sanguinetti, que desde la platea agradeció la distinción.
"Hoy la vida me da una segunda oportunidad", dijo el nuevo jefe de Estado. Comenzó con referencias a problemas en el mundo ("violencia, miedo, terror, intolerancia, conflictos bélicos que parecen no concluir nunca") y luego habló de los valores artiguistas para hacer un fuerte llamado a la unidad nacional, más allá de las distinciones partidarias. Les pidió a todos los sectores políticos "analizar y discutir juntos y con respeto los distintos caminos" para mejorar el país.
Salió del Parlamento en una camioneta de 1951, igual al primer vehículo que tuvo luego de recibirse de médico, y que usaba para hacer reparto de mercaderías.
A esa hora, Mujica llegaba desde su chacra de las afueras de Montevideo en su viejo y ya célebre Volkswagen escarabajo. En la plaza Independencia, frente al monumento a José Artigas, "Pepe" pasó el mando presidencial y colocó la banda a Tabaré, que la lució con emoción.
A la ceremonia asistió el ex rey Juan Carlos de España y varios líderes de la región, entre los que se destacaron la brasileña Dilma Rousseff, la chilena Michelle Bachelet, el cubano Raúl Castro, el ecuatoriano Rafael Correa, el peruano Ollanta Humala y el paraguayo Horacio Cartes. Además de Cristina, el otro gran ausente fue Nicolás Maduro, representado por su vicepresidente.
A la noche, llegaron los anuncios de las primeras medidas de gobierno. Sobre la política económica, Tabaré dijo que habrá atención al déficit fiscal y que se priorizará el combate a la inflación. Se comprometió a que en los próximos 18 meses baje a entre 3 y 7%, del 9% actual. Anunció también cambios en el sistema de salud, priorización de viviendas de interés social y planes para mejorar el acceso a la vivienda de jóvenes y pobres.
Sobre educación, anunció "un sistema integrado para la educación básica de 3 a 14 años" con el objetivo de llegar a 2020 con el "ciento por ciento de los jóvenes de hasta 17 años dentro del sistema educativo y que el 75% termine el ciclo de enseñanza media".
Dio prioridad al Sistema Nacional Integrado de Cuidados para "atender las necesidades de personas en situación de dependencia (primera infancia, con discapacidad y adultos mayores que no pueden valerse por sí mismos).
También informó que creará el Sistema Nacional de Infraestructura, para "orientar el proceso de inversión pública y privada" en "recuperación, mantenimiento y desarrollo de la red carretera y ferroviaria, así como de puertos y aeropuertos" debido al deterioro preocupante de la infraestructura uruguaya.
Prometió también un combate más duro a la delincuencia y al narcotráfico, e incluyó la corrupción en esos planes de ataque.
En materia de derechos humanos, Tabaré confirmó la creación de una comisión para investigar los casos de desaparecidos en la dictadura que no pudieron aclararse, y respondió críticas de la interna de la izquierda, invitando al que tenga una propuesta mejor que la suya a que la presente por escrito. Además, su gobierno convocará al Foro Uruguay 2050 para diseñar "una agenda en forma integral y sistémica" con vista al futuro.
"Mañana, como siempre, la vida continúa", dijo Tabaré al cierre de su mensaje.
ABUCHEOS A BOUDOU EN LA CEREMONIA
El vicepresidente argentino, Amado Boudou, recibió un abucheo espontáneo durante el acto de transmisión presidencial en Uruguay. Cuando Boudou saludó al nuevo presidente, Tabaré Vázquez, y su nombre se anunció por la red de parlantes, se oyó un sonoro abucheo en el recinto parlamentario.
Boudou -que representó a la Argentina en el acto- aparece en un expediente que uno de los dos juzgados de crimen organizado lleva adelante por una denuncia del Banco Central, en el que se implica a su supuesto testaferro, Alejandro Vandenbroele.
"Estamos muy contentos de acompañar al pueblo uruguayo y traemos saludos de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y de todo el pueblo argentino", declaró Boudou a la prensa durante el acto celebrado en el Palacio Legislativo. "Nuestras relaciones son excelentes", agregó.
El vicepresidente concurrió a la ceremonia de traspaso de poderes en Uruguay días después de que la Cámara Federal confirmara su procesamiento por cohecho pasivo y negociaciones incompatibles con la función pública, y tras la detención en Mendoza de Vandenbroele.