A menos de dos días de la realización de la 87º entrega de los Premios Oscar, apareció en medio de Hollywood Boulevard una polémica escultura que representa a una estatuilla esnifando cocaína y que tiene una placa que dice "A la mejor fiesta de Hollywood".
Se trata de una obra del artista callejero Plastic Jesus, que no suele mostrarse en público, y que en sus trabajos suele plasmar con audacia los acontecimientos mundiales más importantes sobre la sociedad, el medio ambiente, la cultura y la política con humor, crítica e ironía.
"La pieza intenta llamar la atención sobre el problema de la drogadicción que oculta Hollywood y que afecta a cientos de personas en esta industria. Ha sido largamente ignorado hasta la muerte de una larga lista de importantes celebridades", explicó el fotógrafoNick Stern, que trabaja con Plastic Jesus, a la revista Laist.
"Normalmente oímos cosas sobre que una celebridad de gran nivel quizá vaya a rehabilitación", decía hace un tiempo el artista a un canal de televisión de Los Ángeles, cuidando en todo momento de mantener su imagen en el anonimato. "La gente como directores, productores, gente de maquillaje, electricistas, chicos de sonido, y muchos más, ninguna de estas personas obtienen el cuidado o el tratamiento al que gente de su nivel puede acceder".La escultura fue expuesta en distintos sectores del Paseo de la fama, como por ejemplo, al lado de la famosa estatua de Elvis Presley.
Esta no es la primera vez que Plastic Jesus intenta poner el foco de atención sobre el problema de las drogas. Como recuerda ABC, El año pasado el artista colocó una estatuilla que se pinchaba una dosis de heroína, pocas semanas después de que el actor Phillip Seymour Hoffman apareció muerto en su departamento por sobredosis de esta sustancia.
"Se trata de una reflexión sobre adorar a un ídolo falso, que al final es de lo que se trata todo. Si una persona que es adicto a la heroína o a la cocaína ve mi estatua y va en busca de ayuda, entonces, mi trabajo está hecho", explicó en ese momento el artista.