La caída del precio de los granos alentó expectativas del pase a la ganadería; sin embargo, este fenómeno no fue masivo.
El desplome de los precios de las commoditties agrícolas registrado el año pasado en el mercado de Chicago provocó que, por primera vez, ni la soja fuera rentable en zonas marginales alejadas de los puertos, pues los fletes las dejan fuera de competencia. Esto levantó expectativas de que las vacas recuperaran el terreno del que habían sido desplazadas.
En un trabajo del Ieral-Fundación Mediterránea, el economista Juan Manuel Garzón indicó recientemente que "el deterioro de la rentabilidad agrícola encuentra en el propio ámbito agropecuario cierta compensación en aquellos establecimientos que utilizan los granos como insumos en la elaboración de otros productos, caso de la producción de hacienda para carne o leche".
También el Rosgan presentó un trabajo del agrónomo Juan Carlos Porstmann, que plantea que "los incentivos económicos se muestran alentadores para movilizar el flujo de inversiones hacia la ganadería bovina de productividad media-alta, compitiendo por el uso de los recursos frente a la agricultura extensiva fuera de la zona núcleo". No obstante, aclara que "definitivamente, restan señales claras con respecto a cambios en la política ganadera que permita consolidar la expansión del sector".
El empresario frigorífico Jorge Torelli cree que los campos que esta campaña no lograron alquilarse quedaron con buenos pastos y podrían atraer la inversión en ganadería vacuna. Por su parte, Ignacio Gómez Álzaga es más cauto: "Es posible que en las zonas alejadas de los puertos e incluso en la cuenca del Salado vuelva la hacienda, pero tengo dudas porque hace falta mucho capital, y sin estímulos lo veo difícil".
Matías Sara, productor y analista del sector, ve posible que vayan más animales a campos que ya son mixtos, pero no que se conviertan campos agrícolas. "Hay un factor psicológico que afecta a la ganadería y es que tenés que enterrar un montón de capital a largo plazo". Sí, en cambio, dijo que, en los últimos tres años, con el precio del maíz deteriorado por los controles a las exportaciones, "los maiceros prefieren comprar terneros en la feria y hacer novillos, porque así se sacan la sensación de que los estafan. Y en 2014 hicieron muy buen negocio".
Gómez Álzaga coincidió con la observación de que los que compran terneros de invernada son los feedlots y los muchos que suplementan con maíz.