Sin embargo, Schettino aún no irá a prisión por el largo proceso de apelaciones.
Poco más de tres años después del naufragio trágico del crucero de lujo Costa Concordia, en el que murieron 32 personas, la justicia italiana condenó ayer al "capitán cobarde", Francesco Schettino, a 16 años y un mes de prisión, sentencia que por el momento no cumplirá tras las rejas debido al largo proceso de apelaciones, que puede tomar años.
El tribunal de Grosseto (Toscana) estableció que el hombre, de 54 años, es responsable de homicidio involuntario y abandono de la nave, pero no irá a la cárcel porque "no existe riesgo de fuga", según indicó el presidente del tribunal, Giovanni Puliatti. El abogado del ex capitán, Domenico Pepe, anunció que acatará la sentencia.
"Ese 13 de enero de 2012 yo también morí", dijo Schettino en una declaración espontánea y entre lágrimas, antes de que la justicia se expidiera. También sostuvo que "todas las culpas" fueron dirigidas hacia él y que se ignoró la responsabilidad de la tripulación y de Costa Cruceros, la empresa propietaria del barco siniestrado.
La condena es significativamente inferior a los 26 años y tres meses que había pedido la fiscalía, lo que generó enfrentamientos entre las partes.
Giovanni Girolamo, padre de uno de los pasajeros que murió, dijo que la condena es "inadecuada" porque "16 o 26 años de cárcel por 32 víctimas no es nada". En tanto, el abogado de la empresa -que fue absuelta-, Marco De Luca, sostuvo que la sentencia fue "equilibrada, justa con todos" y que la compañía "obró bien al ofrecer indemnizaciones antes del juicio".
A principios de 2012, el buque naufragó tras acercarse demasiado a la costa frente a la isla de Giglio, en el mar Mediterráneo, con 4229 personas a bordo. El entonces capitán Schettino huyó del barco antes de que se terminara la evacuación.