Según un portal chileno, admitió que hay grupos influyentes y una "corriente de corrupción" en la curia.
En declaraciones que causaron gran revuelo en el Vaticano y en el mundo, el papa Francisco advirtió no sólo que existe corrupción en el gobierno central de la Iglesia, sino también un "lobby gay".
"En la curia hay gente santa, pero también hay una corriente de corrupción, es verdad... Se habla del «lobby gay» y es verdad, está ahí... hay que ver acá qué podemos hacer", admitió Francisco el jueves pasado, según publicó el portal chileno Reflexión y Liberación.
Este sitio católico progresista reconstruyó las palabras -bastante verosímiles- que el Papa dijo durante una audiencia privada a la directiva de la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosas y Religiosos (CLAR), en la Residencia Santa Marta, donde vive.
Consultado sobre las alarmantes declaraciones del Papa, el padre Federico Lombardi, vocero de la Santa Sede, prefirió no hacer comentarios visto que se trataba de un "encuentro de carácter privado".
Después de la inesperada renuncia de Benedicto XVI, el 11 de febrero pasado, se especuló con que el papa alemán habría decidido dar este dramático paso al quedar espantado con el informe elaborado por tres cardenales sobre el escándalo VatiLeaks, la inédita filtración de documentos reservados de los sacros palacios, que sacudió el Vaticano el año pasado. El diario La Repubblica aseguró que en dicho informe secreto de 300 páginas -que Francisco seguramente leyó- se destacaban pecados relacionados con la corrupción, el poder y el sexo, e incluso la existencia de un "lobby gay" en la curia romana.
Según el sitio chileno, el papa argentino, que ha denunciado la sed de poder, incluso en la Iglesia Católica, abordó sin pelos en la lengua el espinoso tema de la reforma de la curia, que todo el mundo espera de él, e hizo referencia al "lobby gay" en tono muy confidencial. Resulta evidente que Francisco nunca pensó que se difundiría el contenido de la audiencia privada.
"La reforma de la curia romana es algo que pedimos casi todos los cardenales en las congregaciones previas al cónclave. Yo también la pedí. La reforma no la puedo hacer yo, estos son temas de gestión? Yo soy muy desorganizado, nunca he sido bueno en esto. Pero los cardenales de la comisión la van a llevar adelante. Ahí está Rodríguez Maradiaga, que es latinoamericano, que lleva la batuta. Está Errázuriz. Son muy ordenados. El de Munich también es muy ordenado. Ellos la llevarán adelante", agregó.
Francisco aludió a la comisión de ocho cardenales de todos los continentes que hace dos meses nombró para ser ayudado en la reforma de la curia y en el gobierno universal de la Iglesia. En este consejo figuran dos latinoamericanos: el cardenal hondureño Oscar Rodríguez Maradiaga, coordinador, y el cardenal chileno Francisco Errázuriz Ossa.
Con tono muy directo, coloquial, en la misma reunión Francisco incluso habló de su inesperada elección. "Yo venía con la ropa justa, la lavaba de noche y de repente esto... ¡Si yo no tenía ninguna posibilidad! En las apuestas de Londres estaba en el lugar 44. Fíjense ustedes, ¡el que apostó por mí ganó muchísimo, claro! Esto no viene de mí", confesó.
Al principio, al llamar a sus interlocutores a no tener miedo de seguir su misión, les dijo: "Se van a equivocar, van a meter la pata, ¡eso pasa! Quizá hasta les va a llegar una carta de la Congregación para la Doctrina [de la Fe] diciendo que dijeron tal o cual cosa... Pero no se preocupen (...) prefiero una Iglesia que se equivoca por hacer algo que una que se enferma por quedarse encerrada".
Por la mañana, en la misa matutina en la capilla de Santa Marta, Francisco había vuelto a llamar la atención al afirmar que "San Pedro no tenía una cuenta en el banco" y al sentenciar que "una Iglesia rica envejece, se vuelve una ONG; no tiene vida".