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28/01/2015 11:12 hs

Hay seis casos nuevos de “mal de la carne cruda”

Córdoba - 28/01/2015 11:12 hs
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Todos son niños de 1 a 10 años. Tres de ellos requirieron diálisis y transfusiones. Recomiendan extremar las medidas para prevenir la enfermedad.

En  lo que va de este mes se registraron en la provincia seis nuevos casos de síndrome urémico hemolítico (SUH), también conocido como “mal de la carne cruda”, que en 2014 se cobró la vida de tres niños en Córdoba.

Dos de los casos fueron notificados en la primera semana del año, otros tres en la segunda semana, y el restante la semana pasada, según informó el Área de Epidemiología del Ministerio de Salud de la Provincia.

Por esto, la titular de Epidemiología, María Frías, advirtió que se deben extremar las medidas de prevención para evitarla, así como también consultar en forma urgente al médico ante niños que presenten diarrea, en especial si es sanguinolenta.

“Hay que tener en cuenta que en los meses cálidos es cuando se producen más casos, porque las temperaturas elevadas favorecen la proliferación de la bacteria que causa la enfermedad”, señaló.

Tres de los chiquitos afectados tienen entre 1 y 2 años, dos entre 5 y 6, y el restante tiene 10 años.

Dos de ellos fueron internados en el Hospital de Niños, otros tantos en el Infantil y los otros dos en la Clínica Vélez Sársfield y el Sanatorio Allende, respectivamente.

Del total de casos, uno corresponde a la Capital y cuatro al interior provincial. Otro caso, a su vez, afecta a una niña de la Ciudad de Buenos Aires, que fue derivada a una institución privada desde Mina Clavero, según indicó la secretaria de Prevención de la Provincia, Marcela Miravet.

La mitad de los chiquitos con SUH requirieron diálisis y transfusiones, precisaron en el Ministerio de Salud.

Siempre es grave

El SUH tiene comienzo agudo y se presenta en general a continuación de un episodio de diarrea. Suele afectar, principalmente, a los niños menores de 5 años, aunque también son vulnerables los ancianos y las personas inmunosuprimidas.

Produce básicamente daño renal y anemia, pero puede impactar asimismo en el sistema nervioso central, y en otros órganos como pulmones, páncreas y corazón, y causar la muerte debido a complicaciones neurológicas, intestinales, cardíacas o a infecciones.

La nefróloga pediatra Élida Inchaurregui precisó que el SUH tiene en la Argentina una mortalidad que oscila en torno al dos y el cinco por ciento, y que, además, el cinco por ciento de los niños que la padecen quedan con insuficiencia renal crónica en forma inmediata tras la fase aguda de la infección.

El 30 por ciento de los afectados sufre a su vez algún tipo de secuelas renales, y otro 20 por ciento tiene riesgo de progresar con los años hacia una insuficiencia renal crónica.

“Por eso prácticamente nunca se los da de alta, porque los controles deben seguir mucho tiempo después de haberla padecido”, advirtió la experta, quien recordó que esta enfermedad –para la que no hay tratamiento específico ni vacuna preventiva– es la primera causa de insuficiencia renal aguda en niños en el país, y la segunda causa de trasplante renal pe­diátrico.

Contacto con materia fecal

En la mayor parte de los casos, el SUH es producido por un subtipo de la bacteria Escherichia coli (la cepa O157), vinculada a la contaminación fecal, que es transmitida al ser humano por los alimentos y el agua, y también de persona a persona.

Las carnes crudas o mal cocidas, en particular si están molidas (hamburguesas, pan de carne, albóndigas, arrollados), la leche y productos lácteos sin pasteurizar o que perdieron la cadena de frío, las verduras y hortalizas que se consumen crudas, y el agua, se cuentan entre los principales ítems que pueden estar contaminados con la bacteria.

Esto se debe a que la bacteria se encuentra en el intestino del ganado vacuno y de otros animales de granja, y llega a la superficie de las carnes por contaminación con materia fecal durante la faena o en su posterior manipulación.

De la misma manera, por contacto con las heces de estos animales, pueden contaminarse cursos de agua donde la gente se baña, la leche durante el ordeñe, y también las verduras por riego con aguas servidas.

Una vez en el organismo humano, la bacteria li­bera toxinas (Shiga) que tienen como principales blancos a los riñones y la sangre, por lo que causa insuficiencia renal y anemia, aunque en algunos casos también afectan el sistema nervioso central, al corazón y a otros órganos.

La enfermedad puede comenzar con síntomas como diarrea (con o sin sangre), vómitos, dolores abdominales, palidez intensa, fiebre, y disminución en la cantidad de orina.

El período de incubación del SUH es de dos a 10 días, con una media de tres a cuatro días, en tanto que la transmisibilidad de persona a persona es de hasta tres semanas o más en los niños, y de una semana o menos en los adultos, después del comienzo de la diarrea, según informa el Ministerio de Salud de la Nación.

En tal sentido, Frías recordó que las personas que tengan diarrea, ya sean adultos o niños, no deben bañarse en piletas, ni tampoco los bebés con pañales.

“También hay que tomar medidas como cocinar por completo las carnes, no usar los mismos utensilios ni tablas para alimentos crudos y cocidos, cuidar que los alimentos no pierdan la cadena de frío, y lavarse las manos con agua y jabón con frecuencia, y en particular después de tocar carne, ir al baño o cambiar pañales”, subrayó la titular de Epidemiología.

Lo que hay que saber

El SUH. Casi siempre es producida por un subtipo de la ­bacteria Escherichia coli (O157), que se encuentra en el intestino del ganado vacuno y otros animales de granja, y llega a la super­ficie de las carnes por contaminación con ­materia fecal en el proceso de faena o su posterior manipulación.

No sólo la carne. La bacteria también puede estar en los lácteos sin pasteurizar o que pierden la cadena de frío; también se encuentra en el agua y en las hortalizas y verduras crudas, que pueden contaminarse por contacto con las heces de los animales o al ser regadas con aguas servidas.

Formas de contraerla. La infección suele contraerse por la ingesta de carne mal cocida, en particular si está molida, de verduras crudas, o lácteos sin pasteurizar o que perdieron la cadena de frío. También puede adquirirse de persona a persona (vía fecal oral); por contacto directo con animales de granja; o por bañarse en aguas contaminadas, lo que incluye piletas sin clorar.

Carne molida. Es uno de los alimentos que implica mayor riesgo porque, al picarla, la bacteria pasa de la superficie de la carne al interior del producto, donde es más difícil que alcance la temperatura necesaria para eliminarla en la cocción.

Los más vulnerables. La enfermedad puede contraerse a cualquier edad, pero es más frecuente en los niños menores de 5 años.

Síntomas. Suele comenzar con diarrea, que a veces puede tener sangre. Otros síntomas son fiebre, vómitos, náuseas, palidez extrema y disminución de la orina. La enfermedad siempre es grave y requiere internación.

Para prevenir. Cocinar la carne por completo hasta que no quede rosada en el interior, en especial, si está molida; no usar los mismos utensilios (tablas, cubiertos, fuentes) para manipular carne cruda y alimentos cocidos, o bien lavarlos entre ambos usos; lavarse las manos con agua y jabón después de tocar carne cruda, de ir al baño, cambiar pañales y tocar mascotas.

La Voz 

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