El proyecto de extensión de vida útil sigue en marcha, pero la salida de servicio prevista para la semana próxima se posterga. De todos modos, sería en el corto plazo. La usina no está generando ahora.
Aunque se había anunciado para el 1° de febrero, a días de esa fecha no hay certeza sobre el momento en que se dispondrá la salida de servicio de la Central Nuclear de Embalse, por dos años, para las tareas centrales de recambio de equipos clave para prolongar su vida útil por 30 años más.
La usina cordobesa cumplirá el domingo próximo 31 años de su puesta en marcha y, ya envejecido, su reactor tiene la vida útil prácticamente vencida.
En un informe publicado por este diario en agosto pasado, fuentes de Nucleoeléctrica Argentina SA (la empresa estatal que administra las centrales nucleares) habían confirmado que la “parada larga” se había fijado para los primeros días de febrero de 2015.
El proceso de extensión de vida útil se inició en realidad hace unos siete años. Desde entonces, se fue corriendo la fecha probable de salida de servicio: 2011 fue la primera, tentativa. Luego, se habló de 2013 y 2014. La última consigna fue febrero de 2015.
Voceros oficiales de la Central Nuclear dijeron esta semana a La Voz del Interior que “no hay fecha oficialmente notificada”, pero se ratificó que el proceso sigue en marcha y que la parada para las obras más relevantes sería, de todos modos, en el corto plazo.
Otras dos fuentes, que trabajan en el proceso, admitieron que “la fecha precisa no se sabe”, pero aclararon que actualmente la planta está parada de manera “transitoria”. Citaron que tiene, según los estudios técnicos, un margen de tres meses adicionales para poder generar energía.
Dentro de la usina se especulaba que se habrían reservado esos tres meses por si la demanda de energía de verano hacía necesario que esté disponible esta fuente como refuerzo.
Siempre se citó, extraoficialmente, que el Gobierno nacional trataría que Embalse deje de generar energía recién cuando estuviera en actividad Atucha II, para suplir su aporte ante una demanda nacional que aparece al límite de la oferta. Atucha II se puso en marcha en junio del año pasado, aunque aún no genera al cien por ciento.
En obras
El proyecto de extensión de vida útil está en marcha desde hace varios años. En los dos últimos se han concretado varias obras y otras están en marcha. Por ejemplo, están en la etapa final de construcción los grandes silos de hormigón a los que se destinará todo el material radioactivo de riesgo que se retire del reactor (380 tubos de presión, que serán reemplazados por nuevos). Esos silos son similares, pero más amplios, a los que se usan desde hace tres décadas para confinar, en el mismo predio, el residuo radiactivo que va generando la usina.
Durante la parada de dos años, además del reemplazo de esos 380 tubos, otra de las tareas clave será el cambio de los generadores de vapor.
Desde Nucleoeléctrica Argentina han marcado que la habilitación para el funcionamiento y el plazo para operar sin riesgos es auditado por organismos internacionales y por la Autoridad Regulatoria Nuclear (ARN). Los sectores que cuestionan el proceso exponen que la ARN es sólo un ente sin autonomía, cuyos funcionarios designa el propio Gobierno.
La alternativa a extender el uso era el desmantelamiento de la usina. Tanto una como otra representan un fuerte desafío tecnológico inédito en el país.