El trágico final del fiscal Alberto Nisman, hallado muerto con un disparo en la cabeza en su departamento de Puerto Madero a horas de exponer en el Congreso su denuncia contra la presidenta Cristina Kirchner, recuerda otros desenlaces inesperados protagonizados por personalidades ligadas al poder. Algunos de ellos son los del brigadier Rodolfo Echegoyen, los empresarios Alfredo Yabrán y Marcelo Cattáneo, y la secretaria de Emir Yoma, Lourdes Di Natale.

Echegoyen murió el 13 de diciembre de 1990, un mes después de renunciar a la administración de la Aduana, en un hecho que se calificó como suicidio. Lo hallaron con un balazo en la cabeza, caído sobre su escritorio, en la calle Arroyo 845. El día anterior, se había casado su hijo Rodolfo y, tras la boda, había recibido un llamado para reunirse con "gente de la Aduana".

Al momento de su muerte, llevaba adelante una investigación sobre los vínculos entre brigadieres de la Fuerza Aérea y empresas de servicios del aeropuerto de Ezeiza, algunas vinculadas a Alfredo Yabrán. Siete años después del hecho, la Justicia comprobó que el arma había sido disparada por otra persona y no por Echegoyen. Según dijo la familia, el brigadier "estaba por hablar" al momento de su muerte.

Alfredo Yabrán era el empresario más cercano a Carlos Menem y se lo investigaba como instigador del asesinato del reportero gráfico José Luis Cabezas, de la revista Noticias, ocurrido el 25 de enero de 1997, tras haber sido secuestrado a la salida de una fiesta del empresario postal Oscar Andreani.

Cabezas había logrado la primera imagen que se conocía públicamente de Yabrán, cuando pudo tomarle una foto caminando en una playa de Pinamar, el 16 de febrero de 1996.

Sobre el empresario pesaban sospechas de lavado de activos a través de sus múltiples empresas. En 1998, la Justicia había pedido se detención por el crimen de Cabezas. Yabrán estuvo cinco días prófugo y se suicidó de un disparo de escopeta en un campo de Entre Ríos, el 20 de mayo. Su cadáver nunca se vio públicamente, lo que despertó innumerables dudas y rumores sobre la veracidad de su muerte, que aún hoy se pone en cuestión.

Marcelo Cattáneo estaba involucrado en el escándalo IBM-Banco Nación y era una pieza clave en esa trama de corrupción. Genaro Contartese y Alfredo Aldaco, dos ex directores del banco, lo habían acusado de ofrecerles coimas a cambio de que firmaran un contrato con IBM para la provisión de software para la entidad bancaria.

Cattáneo apareció ahorcado en el Pabellón 2 de Ciudad Universitaria, en el barrio de Núñez, el domingo 4 de octubre de 1998. La causa judicial del escándalo IBM-Banco Nación avanzaba hacia su procesamiento inexorable. La familia aceptó la hipótesis del suicidio en primer término, pero la investigación fue arrojando detalles que hicieron flaquear esa teoría y apuntalaron la idea de un suicidio inducido.

El más escalofriante de esos detalles fue el hallazgo de un artículo de LA NACION que hablaba del caso IBM-Banco Nación en la boca del fallecido.

La secretaria de Emir Yoma durante el menemismo Lourdes Di Natale manejaba la profusa agenda del funcionario. En octubre de 1998, lo denunció por el contrabando de armas a Croacia y Ecuador, un hecho de consecuencias mayores que tuvo entre sus coletazos la explosión de la fábrica militar de Río Tercero.

Di Natale dijo en sede judicial que Yoma había cobrado coimas por ese tráfico de armamento. Ese testimonio llevó a la cárcel al ex cuñado de Menem y, como una consecuencia posterior, también al ex presidente.

El 1° de marzo de 2003, Di Natale apareció muerta en el patio de su edificio de Mansilla 2429, en Barrio Norte; había caído desde el décimo piso, donde vivía. Las versiones indicaron que fue un suicidio y también se planteó la posibilidad de un episodio accidental, ocurrido porque estaba alcoholizada, pero esto no se confirmó.

En 2012, la causa por su muerte se reabrió, y se valorizó el testimonio de su padre, Giuseppe Di Natale, que señaló que su hija estaba amenazada. El hombre declaró que Lourdes, en una visita que hizo a su madre, en enero de 2003, le dijo que "era la última vez que se iban a ver porque la iban a matar".

Cuando Lourdes le dio ese mensaje a su madre, la Justicia ya había decidido su citación para declarar por la voladura de Río Tercero. (La Nación)