"El pueblo brasileño quiere más transparencia y más combate a todos los tipos de crímenes, especialmente a la corrupción, y quiere, además, que el brazo fuerte de la Justicia alcance a todos de forma igualitaria. No tengo miedo de encarar esos desafíos", afirmó Rousseff ante el Congreso tras prestar juramento para su segundo mandato consecutivo.La presidente de Brasil resaltó los logros de su primer período y remarcó los éxitos de su antecesor, Luiz Inácio da Silva. "Nunca tantos brasileños lograron empleo, mandaron a sus hijos a la universidad o salieron de la pobreza", insistió Rousseff en su discurso.
Ex guerrillera torturada durante la dictadura militar (1964-1985), Rousseff, de 67 años, juró hacia las 15:00 locales (17:00 GMT) para su segundo y último mandato consecutivo de cuatro años, tras vencer al opositor socialdemócrata Aécio Neves con una leve ventaja del 3% de votos en octubre.
La mandataria aseguró que probará que se pueden hacer políticas sociales y mejorarlas. Sin embargo, remarcó que necesita "que la sociedad tenga paciencia y coraje para vencer los obstáculos".
"El pueblo quiere salud, seguridad, más transparencia y quiere combatir –especialmente– la corrupción. Vamos a democratizar cada vez más, necesitamos equilibrio", prometió Rousseff.
En varios pasajes de su discurso resaltó la búsqueda de "transparencia" y ética". Desde que se destapó el escándalo por coimas en Petrobras, la lucha contra la corrupción se volvió el mayor desafío de su gestión. Es que la empresa e inversionista más grande de Brasil está en el centro de una trama de corrupción que involucra a un cártel de las principales empresas constructoras del país, que pagaban millonarios sobornos a cambio de contratos.
Treinta y nueve personas están siendo procesadas por la Justicia y conforme avanzan las investigaciones, se cierra el cerco sobre decenas de políticos aliados del Gobierno. La policía estima que la red de corrupción movió unos 4.000 millones de dólares en la última década. Rousseff también prometió investigar a fondo corrupción en Petrobras y protegerla de los "depredadores".
Rousseff anunció, además, que aplicará medidas de ajuste económico para contrarrestar el débil crecimiento durante los cuatro años de su primer gobierno. "Más que nadie sé que Brasil necesita volver a crecer, los primeros pasos de ese camino pasan por un ajuste en las cuentas públicas, un aumento en el ahorro interno, ampliación del crecimiento y elevación de la productividad de la economía", sostuvo. En ese sentido, agregó: "Haremos eso con el menor sacrificio posible para la población, en especial para los más necesitados".
Durante su primer mandato, la economía experimentó un franco deterioro al pasar de un crecimiento de 7,5% del PIB en 2010 a una previsión cercana a cero en 2014. En 2011 la actividad creció 2,7%, en 2012 un 1% y en 2013 un 2,5%. Y para 2015 los mercados esperan un leve despegue del 0,5%, mientras la inflación cerró en noviembre 6,56%, encima del centro de la meta oficial del 4,5 por ciento.
Estuvieron presentes varios mandatarios latinoamericanos, entre ellos el de Venezuela, Nicolás Maduro, la de Chile, Michelle Bachelet, y el de Uruguay, José Mujica. Además, asistió el vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, y estaba previsto que también lo hiciera el vicepresidente argentino, Amado Boudou. La representación de este último en nombre del gobierno de Cristina Kirchner había sido objetada por la oposición local, que sostenía que su presencia afectaba la imagen del país debido a sus problemas con la Justicia.