Los grandes estudios realizados por la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (Fada) y por el Instituto de Estudios Económicos sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (Ieral) de la Fundación Mediterránea dejaron ver claramente la importancia del sector agroindustrial para las economías locales, provinciales y nacional.
Tal como lo indica el estudio del Ieral, el 72 por ciento de las exportaciones provinciales provienen del sector agroalimenticio que es –a su vez– el responsable del 29 por ciento de los puestos de trabajo provinciales y del 33 por ciento del valor agregado provincial.
Si consideramos la balanza comercial del sector, éste es el responsable de nueve de cada 10 divisas generadas por la Provincia.
Guillermo Olivera, director ejecutivo de la Cámara Argentina del Mani, advierte al respecto que “en cualquiera de los conceptos evaluados, el complejo agroalimenticio es, por lejos, el principal motor de la economía provincial”.
A nivel nacional, el estudio de Fada demuestra que el sector agroalimenticio emplea en forma directa e indirecta a más de 2,7 millones de trabajadores (uno de cada seis puestos de trabajo) y expone cómo –con ciertas políticas públicas- pueden generarse 500 mil nuevos puestos de trabajo en los próximos cuatro años.
“Ambos estudios recomendaron acciones de gobierno que incluyen a la inflación, el tipo de cambio y la reducción de la presión fiscal”, destaca Olivera.
La población mundial crecerá, en los próximos 40 años un 35 por ciento, pasando de 7.200 millones de personas a más de 9.500 millones. Esta población, asimismo, se concentra cada vez más en las ciudades en un creciente proceso de urbanización que, al mismo tiempo, cambia su demanda alimenticia a proteínas animales que deben ser obtenidas a través de la alimentación del ganado con granos.
Necesidad de duplicarse
Esta nueva demanda implica que, para obtener alimentos para ese crecimiento poblacional, la producción agrícola deberá duplicarse (crecer un 100%) según los estudios publicados por la Universidad de Minesotta, Estados Unidos.
Para el director ejecutivo de la Cámara Argentina del Maní, “nuestro país, junto con otros ocho países, es una de las naciones que dispone de la biocapacidad necesaria para encarar este desafío con éxito y aprovechar la situación en beneficio de su bienestar económico”.
“En este contexto –afirma OIivera–, el sector manisero aparece, una vez más, liderando el proceso de cambio del paradigma, apostando a obtener más y mejores alimentos, inocuos, con bajo impacto ambiental y apostando a la sustentabilidad social y económica de sus pueblos y empresas. Para ello, incorpora cada vez más tecnología y buenas prácticas agrícolas y de manufactura que lo posicionan como líder en el mercado internacional”.
“Es una oportunidad que no podemos desaprovechar y que nuestros gobernantes deben dimensionar para gestionar las políticas públicas que permitan su desarrollo. No debe haber banderías políticas ni mezquindades ideológicas que impidan que nuestro país alcance su plena expresión que se transformará en más educación, salud y seguridad para nuestro pueblo”, enfatiza Guillemo Olivera.
Fuente: lavoz.com.ar