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Lo que comenzó como una “broma desde hace unos años”, según cuentan en la estación de GNC, ubicada en avenida Gaona al 4200 de Ciudadela, derivó en denuncias en la delegación de Tres de Febrero del Ministerio de Trabajo. Se trata de las empleadas de la estación de servicio que atendían a los clientes disfrazadas de colegialas. A partir de las quejas y la polémica, las chicas dejaron el disfraz con las polleritas escocesas y volvieron a un vestuario más tradicional aunque también llamativo, con calzas rojas como prenda distintiva.
Entretanto, el lunes habrá una audiencia en el Ministerio de Trabajo para "cerrar el tema de manera definitiva y corroborar que las empleadas estén cumpliendo con un uniforme adecuado", según adelantó Hernán Martínez, secretario de Organización del Sindicato de Obreros de Estaciones de Servicio, GNC, Garajes, Playas de Estacionamiento y Lavaderos de Autos de Capital Federal y Buenos Aires (Soesgype), uno de los denunciantes en el Ministerio.
La otra denuncia llegó de parte de la concejal Cristina Herrera (FPV), integrante de la Mesa Distrital de Tres de Febrero contra la Violencia Doméstica y de Género. Herrera planteó que la iniciativa por parte de la estación de GNC "degrada a la mujer ya que son vestimentas que se asocian directamente con las fantasías sexuales".
La Comisión Nacional Coordinadora de Acciones para la Elaboración de Sanciones de Violencia de Género (Consavig) también se hizo eco de la situación. "El uso de indumentaria con el fin de exhibir el cuerpo de las mujeres o alguna de sus partes como estrategia de promoción y/o venta vulnera la Ley N° 26.485 de Protección para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales", detalló Perla Prigoshin, coordinadora nacional de la Comisión. Y agregó: "No se trata de una postura moralista sino ideológica en tanto apunta a desnaturalizar los patrones que las subordinan al orden masculino como, por ejemplo, aquel que legitima que a los varones adultos les gusten las colegialas".
Sin embargo, las empleadas de la estación de servicio resaltaron que, en general, el uniforme es propuesto y elegido en conjunto. Una de ellas, Tamara Rotela, contó que, mientras usó la pollera de colegiala,"hubo una diferencia importante en la propina y por eso se decidió dejarlo unos días más, hasta que la noticia empezó a aparecer en los medios".
"En la estación no se martiriza a nadie. Es imposible imponerles a los empleados un uniforme que no les guste porque deben trabajar con él durante ocho horas diarias", indicó Eduardo, propietario del local, que no dio su apellido. Respecto de sus declaraciones acerca de que la pollera fue una estrategia de marketing, consideró que la medida no fue mayor ni peor que las que se suelen utilizar en otras actividades del rubro comercial o industrial. "Nuestro gas es el mismo que se ofrece en otras GNC de la zona y, para que los clientes no vayan a la competencia, nos diferenciamos repartiendo golosinas en el Día del Niño. O las empleadas usan el gorrito de Papá Noel durante las fiestas de Fin de año", aseguró.
Por otro lado, los mismos denunciantes del Sindicato coincidieron en que es complicado obligar al trabajador a usar el uniforme establecido en el convenio colectivo de trabajo que incluye pantalones, camisas, campera de invierno y zapatos antideslizantes. "Muchas veces el trabajador no quiere usar la ropa establecida por contrato. Sólo si el empleado lo solicita, el empresario está obligado a facilitárselo", explicó Martínez.
Fuente: Clarín