Uno de los fondos de inversión busca generar crear un frente de bonistas para exigirle a Argentina el pago.Si el país fuera obligado a pagar en forma adelantada, se complicaría un arreglo global en 2015.
Un fondo de inversión de Estados Unidos busca crear un frente debonistas para exigirle al Gobierno el pago anticipado de títulos que cayeron en default en julio pasado, una movida que podría dificultar un arreglo global por la deuda pública.
El fondo Owl Creek y la firma de abogados Kirkland & Ellis empezaron a reunir bonistas para "acelerar" el cobro de títulos que quedaron dentro del "default selectivo" provocado por el fallo del juez Thomas Griesa. Una fuente de un banco de inversión confirmó a la nacion las gestiones y dijo que otro fondo, cuyo nombre no reveló, analiza seguir una estrategia similar.
De concretarse, la nueva ofensiva puede complicar las potenciales negociaciones entre el Gobierno y los fondos buitre NML, Aurelius Capital y Blue Angel, al sumar "más gente que quiere cobrar ya", en las palabras de un ejecutivo que maneja deuda argentina.
Una institución financiera de Estados Unidos lo puso por escrito en un informe difundido días atrás. Allí sostuvo que un reclamo para cobrar el 100% del valor de bonos en default podría ser un obstáculo adicional para las discusiones por la deuda al traer nuevos jugadores con nuevas demandas a una mesa de negociaciones ya de por sí compleja, donde, además, se fijarán condiciones para el resto de los holdouts.
De hecho, Owl Creek dijo en un encuentro con inversores a fines de agosto pasado que el cobro del reclamo por la aceleración podría ocurrir en enero próximo, ante una eventual nueva ronda de discusiones que termine en un acuerdo del Gobierno con los litigantes, según informó la agencia de noticias Bloomberg, que reveló los planes del fondo de inversión. En Owl Creek no respondieron a la consulta de LA NACION.
El informe estimaba que los reclamos se concentrarían en una porción de los bonos Par en dólares que operan bajo la legislación neoyorquina, que suman unos 5400 millones de dólares, cuyo vencimiento final es en 2038. Esos títulos están muy por debajo de su valor par y, por ende, han estado en la mira de los inversores durante los últimos meses, al ser más atractivos para acelerar. Ayer, cerraron a US$ 54,75, un precio que ofrece un margen de ganancia considerable si se obtiene el pago anticipado del 100 por ciento del título.
El riesgo de que un grupo de inversores complicara aún más la situación de la deuda con nuevos reclamos estaba en el aire en Wall Street desde hacía unas semanas, e incluso fue uno de los temas de discusión en Washington durante la reunión anual del Fondo Monetario Internacional. Pero la atención sobre el "riesgo de aceleración" había crecido en los últimos días: hoy se cumplen tres meses desde que la Argentina cayó en "default selectivo", una fecha que marca el fin de un período de gracia en el cual el Gobierno podría haber frenado la aceleración de los bonos Par si "remediaba" la cesación de pagos abonándoles a los fondos buitres, tal como exige el mandato judicial de Griesa.
Con las negociaciones congeladas, ese pago nunca llegó. La aceleración de los bonos está contemplada en una cláusula del prospecto de la deuda, que habilita a tenedores de más del 25 por ciento de una serie de papeles en default a "acelerar" el cobro.
El Gobierno, ahora, sólo puede frenar el reclamo si, además de remediar el default, logra reunir el respaldo del 50 por ciento de los tenedores de la misma serie. Pero existe la posibilidad de que esa ventana también se haya cerrado, si es que los inversores que compraron papeles en los últimos meses con la idea de reclamar el pago anticipado lograron superar ese umbral.
"La amenaza es aún más grave si el grupo de tenedores que quieren acelerar posee no sólo el 25 por ciento requerido para acelerar, sino el 50 por ciento requerido para desacelerar", afirmó el abogado Eugenio Bruno, del estudio Garrido, que siguió de cerca la puja legal de la Argentina con los fondos buitre.
"En general, la aceleración puede forzar una nueva reestructuración si los tenedores de bonos que aceleran quieren mejores condiciones que las condiciones originales de los bonos que tienen", agregó Bruno.
Con todo, algunos analistas y administradores de fondos se mostraban ayer cautos acerca de la posibilidad de que el reclamo por aceleración se concretara, en parte porque el requerimiento (y el éxito de ese reclamo) no es automático y precisa de la participación de un fiduciario.
Una de las dudas era el papel que jugaría el Bank of New York Mellon (BoNY), que actúa como agente fiduciario del país y que mañana enviará una carta a los inversores para informar acerca de la situación de la deuda argentina, tal como hizo a fines de julio, cuando el país cayó en default.
El creciente riesgo de aceleración no dejaba mucho margen para el optimismo, aunque sí dejaba una especulación más: que sirviera de aliciente para que el Gobierno y NML, el fondo de Paul Singer que lidera la ofensiva judicial contra la Argentina, se apresuraran por resolver la prolongada pelea, apenas se inicie el próximo año, antes de que más inversores se sumen a la puja por la deuda.