Lo indicó José Varela Geuna, Juez de menores de la ciudad, quien agregó que sólo el 10 por ciento de los delitos que se cometen son protagonizados por menores.
En la ciudad de Río Cuarto se recibieron unas 3 mil denuncias por violencia familiar durante el 2013.
En los estudios de LV16, el juez José Varela Geuna explicó que este número comprende agresiones entre cualquier integrante de una familia hacia otro y que desde que se publicó la ley de violencia familiar, las medidas cautelares se adoptan en el día.
Por otra parte, aseguró que sólo el 10 por ciento de los delitos que se cometen son protagonizados por menores.
Advirtió que muchas veces la ciudadanía piensa que esa cifra es mayor, debido a que un gran número de delitos son cometidos por una escala cercana que comprende a personas entre 18 y 25 años.
“Muchas veces se encuadra como delito alguna entrada que tiene un chico en sede policial porque fue trasladado por el código de falta, porque estaba en la vía pública, o en actitud sospechosa que interviene un funcionario policial y por ahí engloba una estadística policial pero que no necesariamente se ve reflejada en un estadística judicial con un hecho delictivo realmente” señaló.
En cuanto al número de delitos, el Juez explicó que hace diez años hubo un pico estadístico, seguido por un periodo de descenso marcado, y que en los últimos meses se registró una escalada de hechos que ameritaron tomar medidas más gravosas.
Explicó que la intervención que realiza el juzgado es de carácter correctivo y eventualmente sancionatorio. “La sanción es la última instancia porque siempre se trata de lograr la reinserción del menor en el seno de su familia y llegar a la instancia de considerar que no resulta necesario la imposición de sanciones o de una pena” explicó.
Varela Geuna explicó que en la mayoría de los menores que cometen delitos tiene un alto compromiso adictivo, y que se percibe un deterioro en su condición física.
Finalmente, explicó que el proceso de tratamiento varía según un abordaje interdisciplinario que se realiza sobre el menor. En caso que el joven no manifieste peligrosidad y que el continente familiar sea bueno, se puede trabajar con la familia. En caso que el joven manifieste una característica de peligrosidad y tenga un grupo familiar desmembrado, se adopta una medida cautelar más gravosa como internarlo en una institución.