Hay seres humanos que cuando tienen una pelota de fútbol en sus pies logran que el tiempo se detenga. Y en ese instante entre ellos y la redonda, el cuerpo parece intacto. Inalterable al paso de los días/horas/meses.

 Sólo hay que verla jugar a Estela Eleonora Ganzer para afirmar que es uno de esos seres tocados por la varita mágica. Estela es un caso único. A los 49 años, esta mujer oriunda de Sampacho, localidad cordobesa ubicada a 45 kilómetros de Río Cuarto, es la jugadora de más edad en actividad en todo el país en una liga oficial de fútbol femenino.

Estela, que se crío en el campo, jugando al fútbol entre los hombres, los animales y las cosechadoras en tardes soleadas y felices, decidió jamás “envejecer” dentro de una cancha de fútbol. Seguir siendo siempre ella, así.

Y a sus 49 años (nació el 3 de septiembre de 1965), sigue siendo la número 10, capitana y figura del Club Recreativo Confraternidad, que compite en la Liga de Río Cuarto de fútbol femenino.  
Estela es  una referente en la zona y una pionera que luchó para que las mujeres tuvieran su lugar dentro de las canchas. Algo que ha conseguido, después de mucho buscarlo. “Toda la vida luché para jugar al fútbol, antes no se podía hacerlo. Yo vengo criada en el campo y se jugaba entre varones. Pero una se metía. En ese tiempo en los campos había mucha gente y se hacían los torneos relámpagos. Yo no tenía la posibilidad. Ya en el colegio empezaron a haber torneos mixtos, ahí empezamos con fútbol cinco y se empezó a largar el fútbol femenino. Siempre fue mi vida, mi pasión”, cuenta desde Sampacho, mientras hace un alto a los entrenamientos. Porque ella siempre está en el club, en la cancha.

Estela da lecciones de vida y, también, es entrenadora de siete categorías en el club Confraternidad y está constantemente buscando nuevos valores para sumar a sus equipos.
En su juventud, cuando el fútbol “oficial” no era permitido para ella, se las rebuscó viajando a Río Cuarto o a Villa Mereces, en San Luis, donde pudo integrar equipos de fútbol femenino y participar tanto en torneos provinciales y nacionales, donde se hizo conocer por sus habilidades con la redonda.

“Dejé de ir a Villa Mereces, en San Luis, porque me cansaron los viajes. Por el nivel podría estar jugando igual. Ahora quise dedicarme más en Sampacho. He jugado también en San Juan, en Nacionales que se ha hecho en Laboulaye, en Rosario, en Mendoza. El fútbol me ha permitido hacer muchas amistades, eso también lo rescato”, cuenta.


|Día a Día, redacción de Hernán Laurino