El Indec ayer informó una suba del 1,4% en septiembre, contra el 2,48% de las consultoras; el panorama se asemeja al de la época de Moreno.
En una suerte de homenaje a Guillermo Moreno (que ayer cumplió 59 años), el Indec informó que la inflación de septiembre fue del 1,4% y ratificó así la brecha cada vez más grande que separa al índice oficial de las mediciones privadas.
Anteayer, diputados de la oposición habían dado a conocer el llamado índice del Congreso -que se elabora a partir del promedio de las mediciones de las principales consultoras privadas-, que en septiembre llegó al 2,48% y en los últimos doce meses acumuló una suba del 41,06 por ciento.
Los números están cada vez más lejos de los datos oficiales, ya que tomando en cuenta el índice de septiembre, para el Indec la inflación en los primeros nueve meses del año se ubicó en 19,8% y todo indica que terminará el año por debajo del 25 por ciento.
El consuelo que les queda a los argentinos es que la brecha actual entre la inflación privada y la oficial es un poco menor que la que existía en tiempos de Moreno. Cuando el actual encargado de negocios en la embajada argentina en Roma estaba al frente de la economía, las mediciones privadas duplicaban a los números que informaba el Indec, mientras que hoy se ubican en torno al 60 por ciento.
Para el organismo oficial, los mayores aumentos de septiembre se registraron en los rubros de indumentaria (1,9%), atención médica, transporte y esparcimiento (cada uno con una suba del 1,5%), mientras que los alimentos tuvieron un aumento del 1,1 por ciento.
"Está claro que en los últimos meses el Indec volvió a manipular las estadísticas oficiales, y la mejor forma de comprobarlo es comparar el índice oficial con las mediciones del gobierno porteño y el de San Luis, que están muy en línea con las mediciones privadas", señaló Pablo Repetto, director de la consultora Gabriel Rubinstein, que estima una inflación punta a punta para 2014 del orden del 41 por ciento.
Sin incentivos
A la hora de especular las razones que llevaron al Indec a retomar la manipulación de las estadísticas, algunos analistas apuntan al fracaso del plan oficial para regresar a los mercados de deuda. "Cuando el Gobierno presentó el nuevo índice en febrero lo hizo buscando el visto bueno del Fondo y pensando en volver a los mercados de deuda, pero una vez que se cruzó con el juez Griesa esta posibilidad quedó bloqueada y se perdió todo el incentivo que había para ofrecer un número creíble", explicó Diego Giacomini, director de la consultora Economía & Regiones, que proyecta para todo 2014 una inflación en torno al 42 por ciento.
En cambio y desde una posición más cercana al oficialismo, Agustín D'Attellis prefirió poner el ojo en las mediciones privadas. "Las consultoras privadas están sobrestimando la inflación como lo hicieron nuevamente como una herramienta política, lo que igual no quita que estemos ante una inflación interanual que sigue alta", señaló el investigador de la Universidad Nacional de Moreno y economista de la agrupación La Gran Makro.
Más allá de las discusiones sobre quién tiene la razón, está claro que el nuevo índice que presentó el Gobierno en febrero pasado no cumple con todos los requisitos esperados para recuperar la confiabilidad de las estadísticas oficiales. Concretamente, los analistas critican que el Indec no informe los precios promedio de los bienes y servicios que integran la canasta a partir del cuál se elabora su índice. También cuestionan la falta de información sobre las seis canastas regionales que integran el nuevo indicador nacional y que se haya dejado de publicar la evolución mensual de las canastas que se utilizan para la medición de los índices de pobreza y de indigencia.
A estos temas técnicos se suma el hecho de que los funcionarios a cargo de la elaboración del nuevo índice en el Indec en gran parte de los casos son los mismos que estuvieron al frente de la intervención del organismo, que se inició a principios de 2007, a instancias de Guillermo Moreno.