Muchos agricultores no saben cómo encarar la campaña 2014/2015 con los precios que se ofrecen a cosecha. Algunos arrendatarios, que ya pagaron cuotas del alquiler a los propietarios, desarmarían los arreglos si pudieran. Otros, que aún no cerraron acuerdos, interrumpieron las conversaciones pese a estar en fecha de siembra.
Los números ajustadísimos de la agricultura determinarán que muchos lotes con rindes medios o bajos se conviertan en marginales para la actividad, pese a estar en la región pampeana. "La suba de costos en quintales determinó que, en la práctica, algunos campos se «corran» 200 o 300 kilómetros de donde estaban y no sean viables con los rindes de tendencia", observa el productor bonaerense Juan Balbín. Se producirá, así, un set a side de hecho (sistema obligatorio empleado en EE.UU. para reducir la el área sembrada y la producción de granos en el pasado), que dejará sin cultivo los lotes muy "chacareados" o enmalezados.
Los que hacen agricultura por administración también ven su futuro con preocupación. Sobre todo los más jóvenes, que trabajaron durante varios años con rentas satisfactorias y la certidumbre que daban las coberturas anticipadas de precios a cosecha. "Sólo debían preocuparse por producir mucho. Hoy no pueden tomar posiciones con 235 dólares por tonelada para la soja mayo y deben lidiar con una alta inflación, un fenómeno que no les resulta familiar", añade Balbín.
Mientras tanto, hay un fuerte cambio de estrategia en el ajedrez responsable de la producción de granos. "En el oeste de Buenos Aires, muchos productores no moverán hacia adelante al maíz de primera y avanzarán con el girasol, que sería más competitivo por su mejor precio, sobre todo el oleico", opina un productor de esa zona.
Otros sembrarán un 20-30% del área histórica de maíz de primera esperando a ver qué pasa con el precio hasta la fecha de implantación del de segunda. "Recién en ese momento moverán hacia adelante esa pieza", grafica un productor de Vedia, que advierte: "Si el maíz perfora los US$ 100 en noviembre, los productores dejarán esa pieza quieta y moverán la de soja de segunda".
Los pocos que se animarán a avanzar con el cultivo analizan aplicar una dosis de fertilizante inferior a la que da la mayor respuesta para asegurar una buena relación peso invertido/peso ganado. Por ahora no han comprado fungicidas porque evaluarán con cuidado antes de hacer los tratamientos contra enfermedades porque se han encarecido en quintales por hectárea.
Distinta será la actitud con los insectos. Tanto en maíz como en soja se prevén muchos ataques, a partir del invierno benigno y con pocas heladas. "Se redujo muy poco la población de plagas y se espera un verdadero zoológico en primavera y verano, que hará necesarias frecuentes visitas de los monitoreadores de insectos", aconseja un técnico del Sur de Santa Fe.
Una eventual modificación de la paridad cambiaria no modificaría drásticamente la ecuación agrícola desfavorable: provocaría subas cuasisimétricas en combustibles, labores, fletes y agroquímicos. Diluiría muy pocos costos, como salarios o tarifas de servicios públicos, aunque beneficiaria más a quienes hubieran contraído deudas en pesos.
En síntesis: en 2014 se expresa con toda su fuerza la crueldad del juego de la oferta y de la demanda mundial de granos, potenciada exponencialmente por los altos derechos de exportación y el rezago creciente del dólar agropecuario.