El sometedor es su padre, que tiene prisión domiciliaria
Algunas veces lo hacía en su propia vivienda. Otras, en su lugar de trabajo, la Base Naval Mar del Plata. Lo que comenzó con palabras y manoseos llegó al extremo. Así fue durante cuatro años. Hasta que ella, con 17 recién cumplidos, después de dos intentos de suicidio y harta de sometimiento, tomó coraje y lo denunció. Así logró que la Justicia condenara a su padre biológico, Marcelo Alberto Girat, un oficial de la Armada Argentina, por abuso sexual agravado. El tribunal que lo juzgó dispuso 14 años de prisión efectiva. Pero el tramo final de la lectura del fallo destrozó el sueño de justicia de Rocío y su familia: hasta tanto la sentencia quede firme, Girat seguirá el proceso bajo un régimen de detención domiciliaria. "¿Tengo que esperar a que me mate para que vaya preso?", se preguntó entre llantos la joven, que hoy tiene 20 años.
El inesperado desenlace disparó la ira de decenas de personas que se habían acercado a tribunales para acompañar a la víctima. Hubo incidentes con la policía, que recurrió a balas de goma y gases lacrimógenos para acabar con la protesta. El proceso llevó más de tres años, período durante el cual el acusado se mantuvo en servicio. "La Armada Argentina nunca nos apoyó", dijeron Rocío y su madre. A Girat sólo lo detuvieron hace quince días y por unas horas. Fue al finalizar la lectura del veredicto condenatorio. "Las voy a matar a ella y a la madre", dijo cuando era trasladado por personal policial.
En un mar de lágrimas, la reacción de la joven fue pura impotencia. "Esto no es justicia", gritó. Y no paró de llorar.. (La Nación)