Los expertos calculan que por menor precio y menor volumen podrían faltar unos US$ 4.000 millones en 2015. En un año la cotización perdió US$ 80.
De un año a otro, el precio internacional de la soja perdió unos 80 dólares por tonelada. Basta multiplicar esa cifra por las previsiones de producción (de al menos unos 50 millones de toneladas) para entender las preocupaciones de todos los economistas, que ya hacen cálculos para 2015 con un faltante en la oferta de divisas superior a los 4.000 millones de dólares.
En términos históricos, el principal producto de exportación de la Argentina cotiza todavía en niveles altos. El viernes, en Chicago, la posición de referencia de la próxima cosecha (Mayo 2015) cerró a casi 390 dólares por tonelada. En 2001, cuando la gran crisis, la soja promedió los 170 dólares. Y Cristina Kirchner asumió el poder en 2007 con una soja de 317 dólares. Pero como luego, en 2012, tocó máximos de 539 dólares, nada parece ser suficiente ahora para una economía necesitada de divisas.
En el marco bajista que le da el contexto internacional, la soja en la plaza doméstica no detiene su caída. La semana pasada, en el mercado local, las ofertas abiertas nunca llegaron a los $ 2.500/ton que aún pretende el sector vendedor y al cual está dispuesto a desprenderse de una mayor cantidad de mercadería. Con ello, el volumen de negocios fue muy moderado con sólo algunas operaciones de fijación y lotes que buscaban asegurar el valor de su mercadería ante el riesgo devaluatorio.
Si la caída de la soja aparece como un serio problema para el Gobierno, que necesita del poroto tanto en el plano de las cuentas públicas (las exportaciones del complejo tributan 35% de retenciones, lo que equivale a unos 9.000 millones de dólares anuales), como para frenar eldrenaje de reservas del Banco Central (el cultivo aporta 85% del total de divisas del agro), mucho mayor es la preocupación entre los productores, que en pocas semanas deben encarar la siembra.
“Si bien se presupone que la oleaginosa volverá a ganarle terreno al maíz en los planes de siembra, el panorama luce muy distinto a lo que era hace apenas dos años. La combinación de estos menores precios con una notable suba de los costos pone en jaque la actividad productiva,especialmente en tierras arrendadas porque este esquema de producción representa nada menos que alrededor de un 70% del total”, describió Emilce Terré, analista de la Bolsa de Rosario.
Aunque los precios de la soja parece haber encontrado un piso, nada parece indicar que puedan revertirse las recientes bajas. “El panorama agrícola global se va haciendo cada vez más definido”, apuntó Terré, que -como muchos- ya da por confirmada una cosecha récord en los Estados Unidos.
El panorama agrícola global se va haciendo cada vez más definido, y no en un buen sentido. Los márgenes de producción actuales no llegan siquiera al nivel mínimo para esquivar la pérdida de dinero en gran parte del territorio nacional, obligando a una detallada revisión de las cuentas para asegurar la sustentabilidad de este sector clave de la economía nacional.