Mujer que estrena vestido cambia de cara. Gran ley de la moda, esa que cada seis meses aparece con nuevas tendencias o miradas de autor y genera de todo: de punta a punta de la cadena, desde trabajo hasta el placer del consumidor final, que compra un diseño y sale por la vida como nuevo.

La noticia es que la moda da por estos días su lección de temporada, con la pasarela de BAFWeek por donde, hasta hoy, desfilan más de 26 creativos, representativos de todos los sectores: desde la marca establecida con varios locales, pasando por el diseñador independiente con boutique a la calle, hasta creativos que, con ayuda de un mecenas como la empresa de cosméticos Natura o con el apoyo del programa La Ciudad de Moda, o curados por el Observatorio de Tendencias del INTI y la empresa textil Amesud suben a una pasarela. O dos estudiantes, como los ganadores del concurso Semillero UBA-BAFWeek, que fueron premiados con esta puesta en escena, y hoy debutarán.

Cada uno, desde su posición, aporta su mirada de la temporada. El objetivo de todos: convertir el valor creativo en productivo, y que la moda siga creciendo. Sólo en la ciudad de Buenos Aires el empleo de las actividades vinculadas con la moda asciende a más de 55.000 puestos; en el país, más de dos millones y medio de personas trabajan en el sector, según datos de la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria.

Si de autores se trata, el verano 15 puede tener la firma de Lena Martorello (dupla integrada por Martinica Lena y Joan Martorello), y se puede transitar con túnicas, polleras, vestidos, pantalones, en algodón y gabardina teñidos artesanalmente, con trabajos de patch y con gusto a diseño, ideales para mujeres y hombres con personalidad que no quieren nada más que un vestido original. Invertir en un modelo de la casa tiene un plus: no tiene fecha de vencimiento, más allá de la que le ponga cada uno.

Con identidad, también, las creaciones de Paula Ledesma, la reina de los tejidos de BAF (parte de distintos hilados que teje con maestría, y pone a punto un verano femenino, con hilos de seda y otros rústicos como protagonistas), de Urenko (de Nicolás Bertolo y Anita Nava, con construcciones geométricas y moldería oversize), Talitha (kaftanes, quimonos con estampas originalísimas con cangrejos y pulpos), Juana de Arco (de Mariana Cortes, diseñadora que se divierte con las estampas multicolor llevadas al diseño de autor ponible, reconocible sin mirar la etiqueta) y Kostüme (Emiliano Blanco y Camila Milessi, que juegan con el estilo retrofuturista, en tonos plenos, siempre identificables). O un Benito Fernández, que con el color y las estampas floridas y sus mezclas desprejuiciadas, muestra su humor.

BAFWeek también es la gran vidriera de las tendencias comerciales e internacionales, la otra cara válida de la moda y la más conocida: muestra antes que nadie los hits que se verán en la calle a rabiar. Ojo: muchas de estas "modas" se muestran tal cual como se vieron en firmas del mundo. O bajadas al gusto de las argentinas, con una reformulación válida y sustanciosa. Clara, Chocolate, Falabella (con un superdesfile, el Fashion Editorial Show, en el que cinco publicaciones femeninas armaron cinco minicolecciones de verano). También Bolivia (marca con identidad jeanera y casual) mostró su mirada de la temporada para hombre y mujer.

¿Cuáles son las grandes tendencias del verano 2015? Los colores fuertes como naranja, coral, verde lima y amarillo. El blanco total, llevado de pies a cabeza, en conjuntos bien neutros, con texturas mórbidas. Los estampados florales en dos versiones: de la selva (tropicalia, con megaflores y papagayos) y las clásicas del jardín (románticas). El negro mixeado con blanco o más rockero con brillos.

Estampas y colores que pintan y dan ese look renovado a prendas clave: el enterito (llamado mono) en versión corta y larga, el palazzo cortón, el short y las bermudas. El sport deluxe, ropa deportiva que se resignifica: sale del gym y va a la oficina de lunes a viernes o al boliche. Ejemplo: la campera con pollera portafolio o el blazer con joggineta achupinada y cómoda. Es que la moda es eso: un mundo de sutilezas, en el que entran el juego de alianzas estratégicas, cortes, ensambles, tonos de la paleta. Variaciones de viejos conceptos, que se presentan renovados y que son buscados por fans y víctimas (las que se tiran todo encima sin medir las consecuencias).

Moda que, en época de bolsillos flacos, genera suspiros... Y trae, desde hace más de tres años, otra tendencia, las de los descuentamidores, concepto creado por las diseñadoras Vero Alfie y Soledad Offenhenden: un enorme grupo de consumidores que apela a los beneficios otorgados por entidades bancarias con sus tarjetas de crédito (o tarjetas de descuentos como el Club La Nación), que ponen día y lugar, para poder hacer más accesible el modelo de la temporada. Así, pagar por ese sueño de verano no duele tanto. Y uno puede salir de estreno, con la mejor sonrisa. Y, sí, mujer que estrena vestido cambia de cara.

La Nación